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Un tsunami cada vez menos imposible

Científicos británicos y estadounidenses advierten del riesgo que supondría el desplome

de una parte de La Palma si el volcán de Cumbre Vieja entrara en erupción

Un tsunami cada vez menos imposible

Durante los últimos veinte años la comunidad científica mantiene un debate abierto sobre las posibles consecuencias que tendría una erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, donde esta semana se ha registrado un alarmante aumento de la actividad sísmica con temblores cuyo epicentro cada día se localiza más y más cerca de la superficie terrestre. Dos investigadores del Instituto de Geofísica y Física Planetaria de la Universidad de California y del Centro de Investigación de Peligros Benfield Greig -una compañía de seguros-, de la Universidad de Londres, respectivamente, alertaron incluso en 2001 sobre el riesgo de tsunami que supondría, si se produjera una nueva erupción en Cumbre Vieja, el desplome de la ladera de más de 3.000 metros de altura en cuya zona más alta se localiza este volcán, una teoría que, sin embargo, rebaten los científicos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), quienes aseguran que «para que el flanco de Cumbre Vieja llegara a reunir condiciones próximas a la inestabilidad tendrían que darse simultáneamente un terremoto de magnitud muy alta junto con una erupción con un alto índice de explosividad, o bien, que el edificio volcánico actual alcanzara en su crecimiento natural al menos más de mil metros sobre la máxima elevación existente», señalaron en 2017 los especialistas de Involcan que argumentaban, además, que deberían transcurrir 50.000 años para que Cumbre Vieja alcanzara esa altura.

No obstante, ante el actual repunte de los fenómenos adversos que en materia geológica registra La Palma, para el ciudadano canario de a pie la teoría del tsunami ha vuelto a recobrar fuerza porque, entre otros factores, un simple -y, quizás, erróneo- análisis a través de las fotografías aéreas difundidas estos días sobre la ubicación de Cumbre Vieja, a escasos kilómetros del borde de un precipicio frente al mar, ha permitido entender (o no) con mayor claridad los argumentos que sostiene el estudio Volcán Cumbre Vieja, potencial colapso y tsunami en La Palma, elaborado por Steven Ward y Simon Day.

«Evidencias geológicas sugieren que en una futura erupción, el volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma podría experimentar una quiebra catastrófica en su flanco oeste, lanzando entre 150 y 500 kilómetros cúbicos de roca en el mar», dice el controvertido documento.

Según este análisis, el derrumbe de esa porción de tierra de La Palma sobre el océano Atlántico provocaría un tsunami, con olas de entre 10 y 25 metros de altura, que golpearía e inundaría no sólo áreas de Canarias, la España peninsular y Portugal sino también distintas zonas de la costa de África e incluso alcanzaría la ciudad de Bristol, en Inglaterra. La caída de este pedazo de tierra sobre el mar crearía una pared de agua que avanzaría «con mayor rapidez que un avión» y llegaría a la costa Este del continente americano.

Siempre teniendo en cuenta las opiniones contrarias a esta teoría defendidas por los científicos canarios, sin duda los profesionales que más y mejor conocen las características y el comportamiento vulcanológico del Archipiélago, lo cierto es que en 2018 el Ayuntamiento de Nueva York incluyó en su agenda de riesgo de fenómenos naturales la posibilidad de la llegada de un tsunami procedente de Canarias. Un reputado especialista canario en el tema, que prefiere mantener el anonimato, apuntaba esta semana «la existencia en la costa Este de Estados Unidos de al menos siete centrales nucleares». Según su opinión, «ese es un factor de suficiente peso» para entender «la preocupación añadida» que les genera a las autoridades estadounidenses una posible erupción del volcán Cumbre Vieja. «Fukushima [en Japón] se quedaría relegada a un mero anécdota», concluye.

National Geographic y la BBC han producido sendos documentales dedicados a las consecuencias que tendría ese deslizamiento de Cumbre Vieja. De hecho, en el trabajo de National Geographic y bajo el título de End Day, donde se analizan con -bastante- alarmismo las cinco posibles causas del fin de los días de la humanidad, una de ellas era la fractura del volcán palmero.

El documental de la prestigiosa cadena británica BBC, por su parte, señalaba que una de las mayores preocupaciones actuales de los científicos es el peligro de que una explosión en La Palma provoque que se repita un mega tsunami peor que el de Ritter, en el Pacífico, registrado en 1888.

Steven Ward y Simon Day, autores del estudio Volcán Cumbre Vieja, potencial colapso y tsunami en La Palma, estimaron en 2001 que la parte inestable de Cumbre Vieja tendría al menos 15 kilómetros de ancho en dirección norte-sur. La simulación informática diseñada por el Benfield Hazard Research Centre de Londres y la universidad de California indican, asimismo, que las olas que se derivarían del impacto de semejante trozo de tierra contra la superficie del mar se propagarían más allá de Canarias, hacia Estados Unidos, Europa y Brasil, afectando a un total de 100 millones de personas.

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