Alonso Pérez Díaz (1876-1941) ha sido uno de los personajes más relevantes de la historia de La Palma, a pesar de que tan solo unos nostálgicos, además de su familia, hayan recordado el aniversario de su fallecimiento. El día 17 de octubre ha pasado desapercibido para los representantes públicos y, de camino, para la propia sociedad insular.

Luis Herrera, Pedro Rodríguez, Francisco Concepción y Fulgencio García acudieron al panteón familiar en el cementerio de Santa Cruz de La Palma. Unas flores y el reconocimiento para alguien único. "Los políticos de ahora, los que nos representan, deberían estudiar y aprender del trabajo desarrollado en favor de la Isla por Alonso Pérez Díaz", defiende el investigador Fulgencio García, que entiende que "es un poco triste que no se acuerden de una fecha que debería estar señalada en el calendario".

Pérez Díaz se convirtió durante la primera década del siglo XX en el líder del republicanismo en la Isla, además de uno de los políticos de mayor significación en la historia política contemporánea de Canarias. Por ende, fue un opositor firme al poder conservador que imperaba en la época, protegido por el entramado caciquil. En realidad, no tenía necesidad de guerras en su vida. Contaba con la formación y ocupación suficientes para vivir con sosiego, pero buscaba lo mejor para su gente. En 1923 accedió a la Alcaldía de Santa Cruz de La Palma, en la que apenas duró cinco meses antes de ser destituido, en plena dictadura de Primo de Rivera. Su actividad antes de la Segunda República fue intensa. Fue diputado en dos medias legislaturas, tras las elecciones del 28 de junio de 1931 y el 19 de noviembre de 1933. La sublevación militar de 1936 acabó no solo con su carrera política sino también con su vida.

Fue encarcelado y acabó falleciendo en extrañas circunstancias en Gran Canaria en 1941, siendo enterrado en el cementerio civil de la capital. Sin embargo, el 23 de abril de 1958 se produjo la exhumación de sus restos mortales y su posterior traslado a La Palma, en medio de un secretismo casi absoluto, donde recibiría definitiva sepultura en el panteón familiar ubicado en el cementerio de la Portada.

"Alonso Pérez Díaz aprovechó sus años como diputado para que La Palma creciera en dotaciones que hasta ese momento eran impensables", señala Fulgencio García. Desde infraestructuras portuarias hasta carreteras, escuelas, red de caminos...

Sin embargo, la aportación de Alonso Pérez Díaz no se puede reducir exclusivamente al ámbito político. El alonsismo se convirtió en un auténtico fenómeno social, con una mayor implicación en la educación. Eran tiempos con un analfabetismo mayúsculo, afectaba sobre el 70-80% de la población, y uno de sus objetivos irrenunciables siempre fue que sus paisanos fueran capaces de leer y de escribir. Sabía que era la única manera de que tuvieran criterio, una opinión propia. Destaca la creación en el 31 del IES que hoy lleva su nombre, en la plaza de Santo Domingo. Quizás Luis, Pedro, Francisco y Fulgencio fueron los únicos que junto a su familia recordaron el día 17 de octubre la importancia de aquel hombre.