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Fotografía | La costa lagunera en blanco y negro

Un viaje al Bajamar del ayer

Carlos García publica ‘Recuerdos de Bajamar’, una recopilación integrada por varias decenas de fotografías antiguas

Carlos García posa con el libro en la plaza del Adelantado.

El estrecho vínculo que el médico y escritor Carlos García mantiene con Bajamar desde su infancia ha derivado en una nueva publicación sobre la zona: Recuerdos de Bajamar. La obra, presentada en el día grande del pueblo, encierra un año de trabajo y posteriores actualizaciones.

Los antiguos charcos, la primera piscina y un tobogán de cemento en el que pasaron a mejor vida tantos bañadores; aquellas célebres fiestas con récords para el Libro Guinness; El Sheriff, la casa de comidas que se popularizó en la plaza de La Fonda. Son esas algunas de las estampas del pasado de la costa lagunera que Carlos García rescata en su nueva obra, Recuerdos de Bajamar, un delicioso viaje fotográfico en blanco y negro al ayer de ese «pueblecito norteño» al que le cantaron Los Huaracheros. Tampoco faltan instantáneas de aquella zona balbuciente con unas pocas edificaciones, los días de vino y rosas del turismo o la riada que arrasó con los años de prosperidad.

García (Santa Cruz de Tenerife, 1948) es conocido como traumatólogo, exmiembro de Los Sabandeños y escritor. Su pasión por la historia y la fotografía antigua ha dado lugar a numerosos libros, entre los que se encuentra Bajamar: un pueblecito norteño, que publicó en 2017 conjuntamente con Carmen González y Carmen Toral. Mientras trabajaba en aquella obra pensó que era una buena idea dedicar otra a viejas imágenes de este enclave. Y eso ha hecho en Recuerdos de Bajamar, que edita la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de La Laguna y que se distribuye gratuitamente para la difusión de la cultura popular del municipio.

El libro lo conforman 100 páginas con imágenes acompañadas de pequeños textos descriptivos. Es un volumen abordable incluso para quienes carezcan de entrenamiento lector. «Hay fotos que son inéditas y otras, más conocidas», avanza el autor, que explica que la presentación se realizó el 21 de agosto coincidiendo con la celebración eucarística en honor del Gran Poder, en el día grande del pueblo. «Lo había estado elaborando durante un año y lo he ido renovando cuando encontraba una foto nueva», señala García, e indica que la obra ha tenido tan buena acogida que ya se ha agotado su primera edición.

La primera piscina con su tobogán de cemento. | LIBRO ‘RECUERDOS DE BAJAMAR’

Además de instantáneas de su colección particular, la publicación se nutre de imágenes cedidas por Antonio Barbero García (ABG), Rafael Llanos Penedo, Trinidad Martín, la familia de Victoria Alonso, Miguel Bravo, Maribel Alonso y Liliana Rivero, Ana Márquez, Manuel Martín Martínez (MMM Ball), la familia Bordón, Antonio Calimano, Sebastián Rojas, la familia Gutiérrez y la familia Rodríguez Méndez. También hay fotos del Archivo Vicente Pérez Melián, perteneciente al Museo de Historia y Antropología, y del Archivo Municipal de La Laguna.

¿Y por qué Bajamar? La familia de Carlos García cuenta con un vínculo inveterado con el lugar. «Siempre he estado muy ligado y tengo un compromiso con el pueblo desde que iba con mis padres», afirma. No en vano, en la actualidad y ya jubilado, vive prácticamente seis meses en la ciudad y otros tantos en la costa. «Toda mi vida, desde chico, recuerdo veranear en Bajamar, primero con mis padres, después ya me casé, más tarde con mis hijas y ahora con mis nietos», rememora.

La paella gigante elaborada en 1969 durante las fiestas del Gran Poder. | ARCHIVO FOTOGRÁFICO VICENTE PÉREZ MELIÁN

Perspectiva histórica

Tantos años sin separarse de Bajamar le permiten a García mirar al lugar desde una atalaya privilegiada y comparar pasado y presente. «Bajamar cuenta con distintas etapas. En la que yo recuerdo de niño, en el año 60, era un pueblito pequeño que tenía su piscina todavía muy natural sobre las rocas de los fondos marinos; había algo de cemento, pero muy poco», resalta de aquel tiempo. «La segunda época fue a finales de los años 60, en la que llegó a ser el segundo núcleo turístico de Tenerife. El primero era el Puerto de la Cruz y el segundo, Bajamar».

Siguiendo el relato de Carlos García, a la zona la declararon Localidad de Interés Turístico en 1964 y se creó el Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) de Bajamar y la Punta del Hidalgo. Eran otros tiempos: días de gloria del turismo, guaguas y más guaguas de extranjeros. «Había hasta cinco hoteles: el Neptuno, el primero que se fabricó; el Nautilus; el Delfín; el Tinguaro, que apareció ya en la década de los 70, y el Don Felipe», enumera, antes de apostillar que era «un núcleo turístico de mucha envergadura».

Pero todo se fue por el sumidero. «El declive de Bajamar vino en 1977 con la riada y el accidente de los jumbos. El Aeropuerto de Los Rodeos quedó bastante comprometido y después se produjo la riada de Bajamar, que dejó el pueblo destrozado», asevera. «Estuvo mucho tiempo, años, para intentar recuperarse. Entonces, el turismo empezó a irse al Sur, mientras que Bajamar se quedó muerto y desde ahí no ha levantado cabeza», relata. «Desaparecieron los hoteles y las famosas discotecas, entre las que estaba el Tívoli, un local de ocio nocturno de los años 60 al que venía Camilo Sesto, Cecilia o el Dúo Dinámico a cantar». Precisamente, García incluye en mitad del libro algunos diseños publicitarios que utilizaron establecimientos hosteleros y comerciales que tuvieron pujanza en aquel Bajamar.

La riada que destrozó Bajamar en abril de 1977. | COLECCIÓN DE MIGUEL BRAVO

«Es verdad que hubo una construcción totalmente anárquica», opina el autor cuando se le pregunta por el urbanismo de este núcleo costero, sobre el que el alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, se expresa en el prólogo. Concretamente, el regidor local lamenta en esas líneas un «crecimiento urbanístico no siempre acertado». García amplía que un momento capital en la historia bajamarera fue el siglo XIX, cuando la sociedad con más recursos del Área Metropolitana empezó a pasar los meses veraniegos en el litoral lagunero. «Eran charcos básicamente, hasta el año 1932-1933, en que apareció un hombre que se interesó por aquella costa y proyectó un balneario en la zona. Le pidió permiso al Ayuntamiento y se lo concedieron; sin embargo, años después entró en litigio, perdió esa concesión y fue el propio Consistorio el que retomó el proyecto», expone, antes de agregar: «Su arquitecto municipal, Rodrigo Vallabriga, que era lagunero y que fue quien hizo la Catedral, diseñó las piscinas. Entonces se consolidó Bajamar como centro veraniego no solamente del Área Metropolitana, sino de prácticamente toda la Isla».

No menos llamativo es el aspecto que refiere el autor en la introducción sobre Bajamar como «lugar para recuperar la salud». Apunta que hubo publicidad médica del XIX en la que los facultativos de La Laguna recomendaban, especialmente a aquellos aquejados de afecciones respiratorias, «ir a Bajamar a curarse». Además, el lugar tenía varios pozos de aguas medicinales. «En la zona donde hoy está el Charco Marianne había un pozo de agua salobre al que iba la gente de la época», manifiesta sobre uno de tantos aspectos del pasado de un pueblo que, como dice García, «aunque es pequeñito, tiene su historia».

Una panorámica del pueblo a inicios de la década de los 60. | ARCHIVO FOTOGRÁFICO VICENTE PÉREZ MELIÁN

Otros proyectos fotográficos en marcha

Recuerdos de Bajamar no es la única obra entre la fotografía y la historia en la que Carlos García ha estado trabajando en los últimos tiempos. También está ahí Fotos Antiguas de Canarias, elaborada junto a sus compañeros administradores del grupo de Facebook Fotos Antiguas de Tenerife: Miguel Bravo, Alejandro Carracedo, Rafael Cedrés, Carlos Filpes, Rafael Llanos, Agustín Miranda, Melchor Padilla, Iraides Prieto y Beatriz Santos. Concretamente, es el tercer volumen de una colección que comenzaron en 2019 y ante el éxito del referido grupo virtual, que cuenta con hasta 90.000 usuarios, lo que lo convierte en el mayor de Canarias en lo que al ámbito fotográfico se refiere. La idea que se les ocurrió fue escoger instantáneas, editarlas y añadirles un texto histórico. «Hicimos el primer volumen de Fotos Antiguas de Tenerife; fue un éxito, se hicieron dos ediciones y se agotaron», apunta. A continuación llegó otro y la acogida fue igual de positiva. «Este año acabamos de terminar Fotos Antiguas de Canarias», agrega sobre una obra que sigue a las anteriores y que amplía su ámbito a todo el Archipiélago. Está financiada por el Ayuntamiento de La Laguna y el Gobierno regional, y la edita el Centro de la Cultura Popular Canaria. Está a la venta por 16 euros e incluye fotos «muy elegidas». Hay imágenes etnográficas, de viviendas, de personajes... con descripciones minuciosas. La previsión es que pueda ser presentada el 17 de septiembre en la Sala San Borondón, en el Centro de la Cultura Popular Canaria.

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