El Bajamar más antiguo está en situación de ruina. Las casas abandonadas y en peligro de derrumbe se han ido acumulando desde hace años en lo que fue el corazón del pueblo hasta dibujar hoy un lugar degradado. Unas pocas de esas viviendas son visibles sin ni siquiera abandonar el circuito peatonal más habitual en esa zona, la vía que une la rambla con la vieja ermita; sin embargo, la mayoría -que coinciden con los casos de un deterioro más intenso- constituyen una realidad semiescondida y que sorprende en el interior de un entramado de pasadizos escalonados con sabor a tradición marinera.

Algunas de esas propiedades llevan desde los años 80 del siglo pasado sin ser habitadas, estima el presidente de la Asociación de Vecinos Gran Poder de Bajamar, Andrés Padilla, antes de comenzar el recorrido. Es miércoles a media mañana y la temporada estival está dando sus primeros pasos, pero Bajamar -consecuencia, quizá, de la pandemia- está prácticamente vacío. Junto a la antigua iglesia, contrastan las mejoras en una vivienda, por un lado, con un hueco en la pared de una segunda y una valla que lo tapa, por otro. Al contrario de lo que pudiera parecer, es una noticia positiva: una vecina aclara que es parte de una nueva promoción y, en el extremo opuesto de la propiedad, una lona publicitaria corrobora su versión.

Sí hay algunos indicadores de decadencia en los metros siguientes hasta la plaza La Fonda. Allí se encuentra en obras lo que fue El Sheriff, una casa de comidas que tuvo cierta popularidad. También hay una vivienda con vallas alrededor. Padilla precisa que se trata de la última que ha sido declarada en situación de ruina. Esa edificación se localiza en la parte alta de la plaza, al lado del pasaje Los Huaracheros, el grupo musical que popularizó el célebre Ay, Bajamar. Nunca mejor dicho.

En cambio, el verdadero problema está de la plaza hacia abajo, hacia el mar. Un solar vacío es lo de menos cuando se empieza a avanzar por la callejuela Carmela Acuña. Vallas, puntales, puertas tapiadas, carpinterías desprendidas, cristales rotos, paredes marcadas por el paso del tiempo y el salitre... Hay un inmueble blanco y verde vallado, otro amarillo cuyos huecos tuvieron que ser sellados para evitar a los intrusos y otro más con unas medidas de seguridad que obligaron a cerrar un ramal del camino. Otra cosa es que la valla esté rodada y haya quienes se salten la prohibición. Precisamente, cuando se le pregunta por lo que le transmiten los vecinos, el dirigente vecinal señala que la preocupación por el peligro se une a las molestias por los rodeos.

Desde una ventana, una señora comparte con cierta nostalgia lo que fue aquello y hasta le sobreviene alguna vivencia de infancia. Ahí empieza un pasillo con puntales y cubierto con maderas para la ejecución de una obra. Varias construcciones más tampoco están en una situación mucho mejor.

Demandas vecinales

Los últimos tiempos han sido de insistencia por parte de la Asociación de Vecinos Gran Poder de Bajamar. "Nosotros llevamos varios años ya detrás de ese asunto como asociación de vecinos, instando al Ayuntamiento a dar los pasos necesarios para que esas casas, esas ruinas, no supongan una amenaza para nadie y no afeen el pueblo", explica Andrés Padilla, que considera "una pena" que no se hayan podido conservar.

En cualquier caso, el presidente del colectivo entiende en parte lo sucedido. "Es un poco lo que ocurre inevitablemente en muchas ocasiones cuando una casa de esas características termina en manos de un montón de herederos, de los que cada uno tiene su propia vida", reflexiona. "Ojalá que esto se vaya resolviendo pronto, sobre todo por el aspecto que le da a determinadas partes del pueblo, por la amenaza que supone para la integridad física y porque en algunos casos bloquea el camino más corto y más utilizado para ir de un sitio a otro", completa Padilla, que es también el farmacéutico del lugar.

"El Ayuntamiento ha reaccionado con rapidez a todas las solicitudes que nosotros les hemos ido comunicando; con rapidez quiere decir que se han puesto a ello con prontitud y, una vez que se han puesto a ello, esto sigue unos caminos burocráticos que son muy lentos, pero que yo entiendo que tienen que ser así porque hay que dar a las familia la posibilidad de que se enteren, de que se pongan de acuerdo, de que vean la posibilidad de sacar adelante un plan para recuperar la edificación? ", opina sobre el problema.

La dimensión de esta historia de deterioro es más amplia. "Si te pones a sumar el Hotel Neptuno, algún edificio necesitado de intervenciones de gran calado en la avenida de El Sol, el problema que hemos tenido con el Edificio Dácil, las cuatro viviendas declaradas en estado de ruina en la parte vieja del pueblo? son unas cuantas", lamenta.