El baile fue la fórmula elegida por los menores saharauis para celebrar ayer su llegada a Canarias. El programa Vacaciones en paz cumple 40 años y regala, una vez más, sonrisas y alegría tanto a pequeños como a grandes del Sahara y de Canarias. Son 141 menores los que pasarán los próximos meses en las Islas y tan solo a Tenerife llegaron ayer 46 niños que afrontaron la jornada de viaje con risas y mucho ritmo, y que finalizó con el encuentro con las familias de acogida en La Laguna.

Los pequeños saharauis llegados de los campamentos de refugiados de Tinduf, en Argelia, se repartieron entre diferentes Islas para reencontrarse ayer, en muchos de los casos, con familias con las que ya han tenido la oportunidad de compartir inolvidables vacaciones en años anteriores. Así, además de las aventuras que les tienen preparadas las familias, los pequeños disfrutarán, hasta el próximo 3 de septiembre, de actividades grupales entre las que destacan la manifestación en apoyo al pueblo saharaui que se celebrará el sábado en la plaza Weyler de Santa Cruz de Tenerife y, por primera vez, una visita al Observatorio del Teide para participar en Amanar: bajo el mismo cielo.

Al contrario de lo que les sucedió a algunos de sus compañeros, la pequeña Salka Barik Ala no mareó ayer en los diferentes aviones en los que tuvo que subirse para trasladarse entre Tinduf y Tenerife. Así, la niña de 13 años no dudó en protagonizar algunos de los bailes con los que los saharauis se entretuvieron mientras esperaban la llegada de sus familias de acogida. Es la cuarta vez de esta pequeña en Tenerife y, aunque a lo largo de este tiempo ha cambiado en alguna ocasión de familia, ya lleva algunos veranos disfrutando en La Orotava. A la pequeña se le llena la boca cada vez que enumera todas las cosas que puede hacer en la Isla, aunque si algo destaca en sus preferencias es ir a la playa. Pero ella lo tiene claro: "Hay que tener cuidado con el mar porque es muy peligroso".

Danisa Salama tiene 11 años y lleva tres pasando sus vacaciones en Tegueste. A esta pequeña también le gusta la playa y nadar es una de sus actividades favoritas y, por eso, al igual que muchos de los saharauis que llegan a las Islas, Salana también ha recibido clases de natación para poder disfrutar de las playas canarias durante sus vacaciones.

Las lágrimas asomaron en los ojos de muchas de las familias y los menores cuando se produjo el encuentro sobre las dos de la tarde. Eva María Torres llenó de besos al pequeño Chabai nada más verlo. Esta familia de Granadilla de Abona recibe a este pequeño desde hace tres años y le ha preparado dos meses llenos de aventuras que incluso incluyen un viaje a Gran Canaria.

Lessy Ramos es de Tacoronte y no se ha conformado únicamente con recibir a la pequeña Munaya en su casa, sino que este mismo año viajó al Sahara para descubrir cómo es su forma de vida. "Aprendimos mucho de ellos. Solo los que han vivido esta experiencia de intercambio saben lo precioso que es", sentenció ayer mientras no soltaba la mano de la pequeña Munaya.