Lo que empezaba como una movilización pacífica convocada por los sindicatos en París acababa, una noche más, en disturbios, con cañones de agua para dispersar a los manifestantes, que prendían fuego a la basura acumulada por la huelga de los servicios de limpieza contra la reforma de Emmanuel Macron. Este dispositivo policial reforzado impedía la protesta no autorizada que se convoca todas las tardes en esta Plaza de la Concordia, un despliegue que se va a mantener también para este domingo. Sólo en la capital, 122 detenidos, 169 en toda Francia. Porque las protestas se repetían en Marsella, en Lyon, en Chartres, donde este grupo cortaba las vías del tren.

El retraso de la edad de jubilación que quiere el presidente tiene un frente popular en la calle, con más huelgas y marchas la próxima semana, y otro político aquí, en la Asamblea Nacional. Porque este lunes se debaten las dos mociones de censura contra su gobierno. Sin opciones de prosperar, la de Marine Le Pen, que apoyará, junto a la coalición de izquierdas, la de los regionalistas y centristas. Los treinta votos de los Republicanos, el tradicional partido conservador, tienen el poder para equilibrar la balanza a favor o en contra del mandatario galo.