El artista catalán Jordi Isern es un enamorado de Tenerife, motivo por el que cada dos años vuelve a la Isla para exponer sus últimas pinturas de los paisajes que seleccionó en su anterior visita, además de recoger apuntes para la próxima muestra. El Círculo de Amistad XII de Enero de Santa Cruz acoge treinta y cinco de sus óleos, hasta mañana martes, la mitad de los cuales son paisajes del Teide con tajinaste, Masca, Garachico y marinas de Punta del Hidalgo y de Benijo, en Almáciga.

Desde el año 1998, este consagrado paisajista catalán cumple su cita con la Isla, de la que se quedó prendado, "es mi segunda tierra, de verdad", al igual que de sus gentes, de la variedad de paisajes que encierra su territorio y de la peculiar luz que se da en cada una de las zonas en las que se adentra en sus excursiones a pie para pintar.

"No hay ningún paisaje que haya pintado en el que no haya estado yo presente. Me soprendió muchísimo el paisaje del Teide, porque tiene una riqueza y una variedad cromática increíble. Curiosamente sólo pinto el mar en Tenerife porque me gusta en estado bravío, sin edificación, y el color del agua que da la lava, ese azul que no lo tengo por ningún lado. Me tiene cautivado. Lo que me gusta de Tenerife es que están todos los paisajes, desde el más húmedo al más árido. La variedad y la luz especial que hay aquí es único, es lo que paisajísticamente me ha atraído".

Jordi Isern practica un estilo figurativo dentro del realismo, pero con una tendencia impresionista, inclinación que le ha convertido en un firme defensor de la naturaleza y el medio ambiente.

"No introduzco nunca la figura humana en mis pinturas, porque intento transmitir mi respeto por la naturaleza y el medio ambiente, y considero que un paisaje no se tiene que estropear con nada. Lo que quiero es enaltacer la naturaleza pura, tal como está, que quede bonito. Soy fiel a lo que veo. Me gusta la soledad en estos paisajes porque me transmite sensaciones", asegura.

Este cotizado pintor, que prepara su primera individual en el extranjero, en concreto en Japón, permanece un mes en la Isla cada vez que viene a exponer su trabajo. "Suelo aprovechar para hacer excursiones. Este domingo, por ejemplo, voy a hacer una excursión de cinco horas andando para desembocar en la Punta del Hidalgo. También iré al Teide para coger apuntes de tajinastes, variaciones de luz y bocetos para próximas obras. Me gusta meterme por caminos para buscar puntos de vista distintos de los paisajes. Lo que si está claro es que si me gusta un paisaje, lo pateo".