Asegura que no pudo venir antes a actuar en España porque los gringos no le dejaron y que luego lo cogieron los alemanes y tampoco lo soltaron. David Larible descubrió este país siendo un niño, pero no había trabajado en él hasta su reciente estreno madrileño. Ahora, llega a Tenerife para ofrecer cuatro funciones el próximo sábado (17:00 y 19:15 horas) y domingo (12:00 y 17:00 horas).

El italiano David Larible (1957) será el primer payaso que actúa en el Auditorio de Tenerife Adán Martín. "Es un sitio fantástico... He colgado algunas fotos del edificio en mi Facebook y ya he recibido buenos comentarios", revela un clown que en su día quiso ser torero. "Veía las corridas de toro por televisión, pero ya no quiero ser matador", cuenta el artista de la localidad piamontesa de Novara.

Larible creció muy cerca del Circo Atlas y de los Hermanos Tonetti. Su familia, con unas profundas raíces circenses, le inyectaron el amor que siente por esta profesión. "Si nunca pude actuar en España fue porque firmé contratos largos y en exclusiva con los americanos y los alemanes... Eso ya pasó. Ahora, quiero conocer otros lugares y disfrutar viajando por todo el mundo", aclara el que dicen que es el mejor clown del mundo. "Yo no juego al tenis. Soy payaso y, por lo tanto, esas apreciaciones no son demasiado objetivas. No soy el mejor clown del mundo, pero amo todo lo que hago", reconoce en relación a los elogios que recibe en las ciudades en las que exhibe su espectáculo.

"El payaso nace y muere todas las noches; su éxito radica en volver al día siguiente", dice mientras colorea su cachete izquierdo. "En esta profesión nunca lo has aprendido todo porque el triunfo es algo que se olvida muy pronto; que queda cancelado en cuanto te quitas el maquillaje", confiesa un artista que se define como "un malabarista de emociones", incide Larible.

El clown emparentado con la dinastía de Los Trivaglia, que fue capaz de congregar a más de 120 mil personas en el Madison Square Garden de Nueva York durante un fin de semana, dice que su único deseo cuando finaliza una actuación no es que una persona piense durante un rato si ha visto o no al mejor del mundo, sino irse con la sensación de que durante una hora y media ha podido sacar los problemas de la cabeza de los espectadores. "Algunos solo son capaces de decir gracias... Eso es suficiente para mí", agradece antes de abrir una curiosa comparación: "Los payasos y los médicos nos parecemos mucho: ellos curan las enfermedades y nosotros aliviamos las penas", argumenta.

José Luis Rivero, director artístico del Auditorio de Tenerife, dijo durante la presentación del espectáculo de David Larible que "la de payaso es una profesión de altísima responsabilidad en los tiempos que corren". Algo, que el italiano remarcó con una reflexión con tintes políticos. "No los necesitamos... Para salir de esta crisis solo debemos confiar en nosotros. Este mundo ya se recuperó de unas catástrofes humanas mucho peores. Si entonces fuimos capaces de dejar aquello atrás; ahora hay un motivo para la esperanza".

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