No todos los ranquin iban a dejar en mal lugar a la Universidad de La Laguna (ULL), acostumbrada a obtener los peores registros del país en los estudios que miden la calidad docente e investigadora. Hay uno en que figura en una posición privilegiada: el que clasifica a las universidades españolas según su compromiso con la utilización, la creación y difusión del software libre.

La libertad de los usuarios para emplear, ceder, copiar o incluso modificar el software es la base de un movimiento que se ha extendido de forma imparable en las últimas décadas y al que, además de ciudadanos, se suman cada vez más instituciones. Pues bien, la ULL es la tercera entre las universidades españolas que más empeño ponen en esta labor.

Dado que la de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) no se queda muy atrás -se sitúa en la sexta posición-, las universidades del Archipiélago pueden presumir de liderar la clasificación.

Los datos proceden del Ranking de Universidades en Software Libre (RUSL), en el que un equipo de expertos juzga el trabajo de 72 centros españoles de educación superior en función de 37 indicadores, y que atribuyen a la ULL una puntuación de 90,27 sobre 100.

En los aspectos relacionados con la tecnología y la cultura del software libre, la institución tinerfeña ostenta el segundo lugar del país. En los de divulgación y docencia figura en tercer puesto, mientras que en lo relativo a la producción ocupa el undécimo.

La existencia de una Oficina de Software Libre y la actividad que despliega es una de las razones por las que la ULL registra resultados tan positivos en el ranquin, al igual que el número de cursos de formación en estas herramientas que ofrece la institución a su personal, o el uso del software libre en el Aula Virtual.

Los indicadores en que se encuentra rezagada tienen que ver, sobre todo, con su escasa internacionalización o con los pocos programas de estudios especializados en el software libre.

La clasificación está encabezada por la Universidad de Granada. Consultarla permite comprobar que universidades que suelen liderar otro tipo de estudios se sitúan después de otras no demasiado habituadas a conseguir los mejores resultados, caso de las canarias.

Independencia y apoyo a la empresa local

Las ventajas del software libre pueden resumirse en una palabra: independencia. La posibilidad de acudir libremente a un proveedor u otro es uno de los objetivos y también de las fortalezas de estas políticas tecnológicas.

Así lo cree el director de la Oficina de Software Libre de la ULL, Jesús Torres, quien apunta a una segunda bondad derivada de apostar por esta filosofía: "Las empresas locales pueden formarse y dar soporte a la Universidad o las administraciones. El dinero que invertimos se queda aquí y se beneficia a las empresas de base tecnológica de nuestro entorno", explica.

La Oficina de la ULL funciona desde hace ocho años. Su primer proyecto consistió en hacerse cargo de las diferentes aulas de informática de la institución, que hasta entonces dependían de los respectivos centros y facultades.

La colaboración y asesoramiento a empresas, la generación de software propio y la impartición de cursos son parte de la tarea de este organismo universitario, que en la actualidad se dedica a mantener los proyectos iniciados anteriormente ante la imposibilidad material -los recortes mandan- de empezar nuevos.

El último paso de la ULL en estas políticas es su incorporación al "creative commons", en virtud del cual autoriza que todos los contenidos publicados en su sitio web sean compartidos y usados, incluso con fines comerciales, mientras se reconozca su autoría.