"Nadie podía imaginar que en un año se pudiera desmantelar una industria, como está ocurriendo". Así de rotundo se muestra el productor catalán Luis Miñarro en declaraciones en relación con el cierre de Alta Films.

Una noticia que, sin embargo, no ha sorprendido a Miñarro. "Enrique González Macho -el presidente de Alta Films- empezó por dejar de producir, luego dejó de distribuir y ahora mantiene solo las salas de exhibición que le son rentables", explica el catalán.

González Macho "hizo una gran apuesta por las salas que llamábamos de arte y ensayo, pero el público fue eligiendo y ahora, entre el precio de la entrada, la subida del IVA, la piratería y el cambio de costumbres de toda una generación que no va a acceder al cine, entre otras razones, porque no trabajan y no tienen ingresos, pues ya me dirás", se lamenta Miñarro.

En su opinión "la situación está empezando a ser desesperada". Y agrega: "Si esto sigue así, se van a producir muy pocas películas en los próximos años".

Una razón más para que este productor independiente, defensor del cine comprometido y de autor a través de su empresa "Eddie Saeta", haya decidido "emprender una huida hacia adelante".

Ha escrito una película en colaboración con el dramaturgo Sergi Belbel sobre Amadeo de Saboya, tras más de un año y medio sin proyectos, por falta de financiación.

Se da cuenta de que "es una vía si cabe más arriesgada que las anteriores", pero, añade: "no podía seguir esperando a que alguien apruebe algo, a que alguna televisión confíe en algún proyecto mío".

"Esto es demoledor, después de treinta películas producidas, de tener un prestigio internacional y de haber ayudado a diversos autores a que tuvieran una carrera más firme me encuentro en esta situación, que ya sé que no es exclusiva, pero es muy triste", apunta.

"Ha desaparecido un modelo que existía y que, de alguna forma, con sus errores, funcionaba, por una hipótesis de un nuevo modelo que no existe y que no se le ve visos de realidad próxima, como la Ley de Mecenazgo, que se va quedando en nada, y esto no se puede improvisar", explica el productor de filmes como "La mosquitera" o "El tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas".

La cultura, reflexiona Miñarro, "es un balón de oxígeno para la sociedad, y hace un año y medio que está desapareciendo de forma acentuada y manifiesta. El cine es una industria muy frágil".