En su sexta novela el comandante Antonio Cabanas -pilota para la aerolínea Iberia- se resiste a abandonar un mundo que ha explorado con una curiosidad extrema desde el arranque de los años 90. Autor de raíces canarias, Cabanas pertenece a la Asociación Española de Egiptología desde hace casi dos décadas y media, y mucho antes de sumergirse en "El secreto del Nilo", su última pasión novelística, escribió "El Ladrón de Tumbas", "La Conjura del Faraón", "Los Secretos de Osiris y otros misterios del antiguo Egipto" y "El Hijo del Desierto".

Su universo literario continúa "atado" a Egipto.

El Antiguo Egipto es una pasión que vive dentro de mí y mis lectores quieren que yo siga allí. Aún tengo muchas historias actuales que contar, pero esta novela es una auténtica epopeya que no podía dejar de escribir. Es mi obra más rigurosa porque en ella me permito la licencia de dar una opinión histórica sobre Akhenatón, el faraón hereje, o la bella Nefertiti.

Al margen del esfuerzo creativo, "El secreto del Nilo" le ha exigido un arduo trabajo de documentación, ¿no?

En este libro describo las enfermedades que padecieron y las personalidades de esos personajes. Esto ha supuesto un gran trabajo de investigación porque yo no me puedo inventar cómo pensaban Akhenatón, Nefertiti o Tutankamón... Eso me ha exigido beber en numerosas fuentes históricas como, por ejemplo, las famosas cartas de Amarna.

¿Qué le atrapó de esta historia?

Este libro comienza en el año 21 del reinado de Amenhotep III que nosotros, si tuviéramos que buscar un ejemplo algo más cercano, podríamos comparar con el caso de Luis XIV, el Rey Sol. Fueron 40 años en los que Egipto no sufrió ni una sola guerra y en la que todo era abundancia extrema.

¿Esa riqueza le ha proporcionado un buen "atrezo" para la novela?

El faraón Amenhotep III fue un derrochador fantástico. El pueblo empezó a vivir por encima de sus posibilidades, que es un inconveniente que nosotros estamos sufriendo en estos momentos en España, y él ordenó construir un palacio de 32 hectáreas que tenía suelos de plata, puertas fabricadas en oro y lapislázuli, mosaicos que simulaban la fauna del Nilo y que creaban el efecto de caminar sobre peces y cocodrilos... ¿Qué ocurrió luego? Que llegó el faraón Akhenatón y cambió totalmente Egipto. Hubo guerras de poder entre la realeza y el clero y todo eso derivó en un ciclo catastrófico marcado por la elevada tasa de paro que engordó con los ciudadanos que dejaron de trabajar para esos palacios y, por supuesto, los abusos sociales y fiscales se incrementaron. Ese caos duró más de 25 años y todo se complicó con una guerra civil devastadora. La gente vivía como podía y en España hasta hace no mucho tiempo ocurría algo parecido con el señor de la tierra que abusaba indiscriminadamente de sus trabajadores. Torrente Ballester en "Los gozos y las sombras" plantea magníficamente ese derecho de pernada. El hombre ha cambiado poquito... Este libro oculta un secreto que está demostrado científicamente.

¿Es curioso lo caprichosa que puede llegar a ser la historia y cómo hay periodos que se repiten indiscriminada mente en el siglo XXI, en la Edad Media o en el antiguo Egipto?

Es una trama muy actual en la que se crea una especie de canto a la esperanza para superar un ciclo dominado por la oscuridad. Eso es algo que está ocurriendo en la actualidad y que tiene que ver con la búsqueda de un rayito de esperanza que derrote al pesimismo. El hombre está capacitado para superar esta y otras crisis. La historia se repite una y otra vez y no aprendemos de los tropiezos que hemos sufrido en el pasado.

Usted ya tiene calado al lector de las novelas sobre Egipto; ¿qué cree que buscan en sus libros?

Egipto tiene unos lectores bastante especiales porque en una sola persona hay un aficionado a la lectura y un apasionado de la historia. Mis novelas no las escribo para gente que sea especializada en el mundo egipcio; las hago para los que sienten curiosidad por una cultura misteriosa de la que nunca me canso de hablar. Mis libros tienen un plus añadido, pues permiten al lector aprender algo de historia. En "El secreto del Nilo" hay amor y traiciones, pero también existen unos aspectos históricos que son de gran interés para el ser humano.

¿Después de media docena de títulos continúa "cautivo" por la civilización egipcia?

Llevo casi 25 años estudiando a la cultura egipcia y aún no me he hartado de ella porque la historia está viva. Basta con que aparezca una minúscula pieza de cerámica para cambiar todo lo que se había probado con anterioridad. Más allá de esos avances científicos, yo me considero un escritor social que se interesa por los temas que afectan a los ciudadanos. El escenario de mis novelas es Egipto, pero yo siempre cuento historias en las que se puedan verse reflejadas las personas que viajan en una guagua, que hacen cola en un supermercado o que acaban de sufrir un duro revés sentimental. Son relatos llenos de sentimientos que están por encima de los faraones y príncipes que se cuelan en las páginas de mis libros.

Aprovechando que usted viaja con frecuencia a Egipto; ¿cuál es su visión sobre la actual situación? ¿No cree que su primavera árabe ha tenido un efecto champán?

Es que la estructura actual es muy complicada porque ha sobrevivido a un régimen dictatorial que duró más de 30 años. El mundo árabe es complejo porque se rige por un código civil y otro religioso. Pero este efecto champán del que habla ha aportado un nuevo brote de laicismo. Eso era algo que no existía antes y que ahora busca su oportunidad... Una transición democrática necesita estar respaldada por una educación democrática y eso es algo que no se logra en dos días. A nosotros, por ejemplo, nos costó sudor y lágrimas adaptarnos al actual esquema constitucional. La historia tiene unas cargas de las que no te logras desprender jamás.