El jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, almirante Mike Mullen, afirmó ayer que Venezuela "no es una amenaza significativa" ahora mismo, pero recalcó que Washington está pendiente de la adquisición de armas por parte de Caracas.

"No considero a Venezuela una amenaza significativa para EEUU en estos momentos, pero al mismo tiempo está gastando mucho dinero en importantes armas que llegarán en los próximos años a ese país", dijo Mullen en un encuentro con la prensa extranjera.

El almirante declaró que "algunos nos preguntamos cuál es el propósito de esas armas sofisticadas que él está comprando".

Explicó que desde ese punto de vista "existe una preocupación y estamos vigilando" la adquisición de armas constantemente.

Mullen recalcó que la "retórica" que emplean las autoridades de Venezuela hacia EEUU es "excepcionalmente fuerte" y "no respalda en nada una relación fuerte entre los dos países".

Según supuestos mensajes del Departamento de Estado filtrados por WikiLeaks y publicados en diciembre por el diario El País, altos cargos del Gobierno de Rusia habían admitido en 2010 a una delegación de EEUU que habían vendido a Venezuela 100 misiles antiaéreos de uso individual.

Aunque Chávez anunció personalmente la adquisición de ese armamento, considerado por Washington una de las armas más desequilibrantes en la región, nunca se había revelado la cifra ni se sospechaba que fuese tan elevada.

La razón oficial era el temor de Washington a que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se hicieran con un sistemas de defensa antiaérea que podían ser utilizados por un solo hombre (Manpads) y que permitirían a un combatiente derribar un aparato.

La compra de armas por parte de Venezuela y su cada vez más estrecha colaboración militar con Rusia ha desatado las alarmas en Washington, que presiona a varios gobiernos aliados y a la propia Rusia para que no venda arsenales a Caracas.

Rusia anunció en octubre que suministrará 35 carros de combate a Venezuela, y el mismo Chávez mencionó en Moscú algunas de las compras de armamento ruso realizadas por su Gobierno los últimos años: blindados, cazas Sujói y fusiles Kaláshnikov.