Cuando apenas tenía 12 años y estudiaba en el colegio de don Rafael Gaviño en la calle Imeldo Serís de Santa Cruz de Tenerife, Marina Jiménez Torres sintió la llamada del deporte y empezó a jugar al baloncesto con un grupo de amigas. Juntas decidieron formar un equipo. Ayer, 81 años después, volvió a pisar una cancha y disfrutó del partido entre Australia y Turquía del Mundial de Baloncesto Femenino que se celebra esta semana en Tenerife. Mucho ha tenido que ver el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, que cumplía así el deseo de esta mujer pionera en su época.

Marina siempre ha sido una mujer inquieta a la que le gusta estar activa. Ahora en silla de ruedas, tampoco para de moverse. Compaginó el deporte con el trabajo y cuenta que, en aquella época, fue la Falange Española la que le ofreció un curso en Educación Física. Se marchó a Salamanca y allí lo consiguió.

Como jugadora participó en competiciones nacionales y jugó en Marruecos y Portugal.

"Para mí supuso una gran oportunidad porque contaba con trabajo remunerado con el que podía ayudar a mi madre en casa", recordó. Posteriormente, se formó como profesora de baloncesto en Castellón de la Plana y obtuvo el título. En aquellos tiempos, la única mujer en la Isla en tenerlo. Fue profesora en la Universidad. Luego se casó y tuvo que dejarlo todo. Pero su ilusión y pasión por el baloncesto siguen intactas.