La saga Jorge no cesa de acumular éxitos a nivel internacional. Si en multitud de ocasiones ha sido el hermano mayor, Loren, el referente del kickboxing insular, el pasado sábado fue el pequeño, Francis, el que ató un triunfo de gran envergadura para la Isla. El fajador de El Ortigal aceptó la "oportunidad" de pelear por vez primera en su carrera en una categoría superior -menos de 88,5 kilos-. La recompensa, el Mundial ISKA, fue suficiente para que el tinerfeño se desplazara hasta la localidad gala de Cavalaire-sur-Mer, donde lo esperaba el local Gregory Grossi, defensor del cinturón.

Jorge sabía que tenía que ganar muy claro o terminar antes del tiempo estipulado para obtener el título. Para eso debía llegar con sus golpes a un adversario que lo superaba en talla -193 centímetros por 185- y en peso -87,5 por 83-. "Quería meterle presión desde el principio, pero era complicado alcanzarle", explica el "kickboxer". Hasta que llegaron los últimos segundos del primer asalto. "Le cogí con un croché de izquierda y le hicieron una cuenta de protección". El receso le vino bien a Grossi. Momentáneamente. Mediado el segundo "round", las manos de Francis volvieron a impactar. A la tercera cuenta -cuarta en total- concluyó el duelo.

A la segunda tentativa por un título fue la vencida para un lagunero que en 2016 cayó a los puntos frente al italiano Giuseppe Di Domenico en el Camurria. "Ya era hora", apunta un Francis Jorge, que tilda el cetro planetario de "premio a toda una vida dedicada a este deporte". A partir de ahora aguarda por que se le "abran más puertas".