Es, cuando menos, curioso que medios de comunicación de Las Palmas, entre ellos un digital socialista y el periódico que dirige -porque lo dirige- un antiguo bancario -o cajario-, se alegren de cuando los tribunales condenan, por presuntos delitos de opinión generalmente, a miembros de este periódico. Yo lo achaco a que L DIA, según el GM, sigue en cabeza de los periódicos canarios en difusión, a considerable distancia del resto. Así que creen que a L DIA se lo van a tumbar los jueces. Un grave error.

Cualquier medio, en su historial, tiene cuitas judiciales que gana o que pierde. Nosotros aspiramos a ganarlas todas, claro, pero si no es así tampoco creo que ello debiera causar alegría a los colegas (por llamarlos de alguna manera), a no ser que estos estén sometidos al imperio de Paulino, al Paulinato. Y, la verdad, ver a hombres como castillos lamiéndole el traserillo al presidente del jecutivo pues parece chungo.

sto de la justicia y de la prensa y de los políticos es como un juego. Dentro de algunos años, nada de esto se recordará, porque los acontecimientos serán radicalmente distintos a los de ahora. Quien quiera enriquecerse con sentencias judiciales va dado, porque estas son muy traicioneras; y a veces hasta incomprensibles. Y, si no, que se lo pregunten al escritor y académico Arturo Pérez-Reverte, condenado ¡por plagio!

Antes, en los tiempos en que los jueces eran más solemnes, cualquiera le entraba a Armando Barreda en un juzgado sin corbata. Lo metía en la trena. ¿Y ahora, qué? Ahora se confunden en los pasillos los chorizos con los que van a casarse; y el tipo que va a declarar lo hace en alpargatas y el juez, chitón. Por el contrario, los ladrones de guante blanco, tipo Bárcenas, piden una corbata para declarar. Un caballero, oiga.

Pues estos tipos de Las Palmas, tan contentos, que se alegran cuando a L DIA lo condenan no deberían celebrarlo tanto. Porque a lo mejor mañana les pasa a ellos, cuando despotriquen de los que mandan, quién sabe si porque les quiten los anuncios oficiales o la prebenda de la televisión. Aquí cada cual baila al son del euro, más peligroso, aunque mucho menos vistoso, que el baile de los enanos. l cajario cambia de opinión cada vez que mea y no digamos nada del mariconzón. Dios los cría y ellos se juntan, aunque se detesten.

n fin, que quería hoy hacer un chascarrillo con este asunto. Algo tendrá L DIA cuando lo bendicen sus lectores hasta convertirlo en el periódico más importante y más influyente de Canarias. ¿O no?