CONFIESO que me están hartando los mentecatos del Partido Popular. A partir del 1 de septiembre, yo, y supongo que ustedes, los que sean residentes, tendrán que llevar en el bolsillo un certificado de residencia para demostrar que estamos empadronados en cualquier municipio de Canarias. Hasta ahí solo es una putada absurda, porque con el DNI sería suficiente para acreditar la residencia, como en cualquier lugar que se necesite. Pero no, la ministra Pastor, en vez de crujir a los que defraudan, nos hace sospechosos a todos. Cosas de la derechona cómoda. Como en la película "Casablanca", ya saben: "Han matado a un hombre; detengan a los sospechosos habituales".

Pero aún hay más. Esa casta de privilegiados ociosos que no hacen nada en el Congreso y en el Senado, sino que se dedican a gandulear y a dejar a Canarias con el culo al aire, como en esta ocasión, es decir, diputados y senadores isleños, no tendrán sino que enseñar su credencial parlamentaria para viajar. Ya empezamos con los distingos y con las desigualdades propias de los carcas. Que son todos unos carcas.

Es decir; los canarios, al carajo, pero sus teóricos representantes -y acentúo lo de teóricos, porque no representan a nadie-, con prebendas. Nuestro DNI no vale nada, pero sus carnés de parlamentarios, sí. Pues yo quiero un carné de parlamentario porque no soportaré ir por ahí, como un imbécil, enarbolando un certificado de residencia.

Y lo que van a hacer es una putada. Y los parlamentarios canarios, desde Alarcó a Matos, pasando por Águeda Fumero, por Soria y por toda la basca, demuestran su mentecatez aceptando la prebenda y no siendo capaces de solucionar un problema tan estúpido como que se pida un certificado de residencia -engorroso de obtener, con vigencia limitada- para viajar. Y los canarios casi siempre vamos a la Península por necesidad. Porque malditas las ganas que tengo yo de coger un avión para ir a Madrid.

Así que, pedazos de gandules, incapaces de solucionar una cosa tan nimia, pónganse a trabajar por quienes los eligieron y eliminen esta norma estúpida contenida en los Presupuestos Generales del Estado. Anulen esta estupidez, anulen su puesta en vigor, cárguense esta memez absoluta. Y si no son capaces de representar a los canarios con la dignidad precisa y la mínima eficacia que se exige, mándense a mudar. Porque entonces será que no los necesitamos. Y no le tengan miedo al jefe, coño, que está demostrado que no se entera de nada.