HARÁ bien CC en consensuar los congresos insulares para que la gente no empiece a exteriorizar el rechazo que le tiene a Paulino Rivero. Y hará bien Paulino Rivero en no hacer demasiados movimientos de los suyos, porque existe tal hartazgo contra él que podrían cortarle la cabeza.

Todo parece indicar que el fin político de este hombre está próximo. Rivero tiene cada vez menos poder en el partido; no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.

La faena que hicieron los del paulinato a los críticos en el último congreso regional -nacional, como ellos lo llaman- fue muy grande. Y ahora le piden a los críticos, que han ganado, por ejemplo, en Tenerife, y que ganarán en al menos otras cuatro islas, la paz. ¿Qué paz, la que a ellos, a Paulino y a sus adláteres, les interesa?

La única forma de que a Rivero no le vuelvan a pedir un congreso extraordinario es ganándose a los críticos y pactando con ellos secretarías generales (ya no se llaman presidencias) insulares únicas, sin lucha. Porque si Paulino va a la guerra, como Mambrú, ya nunca volverá.

Todo se ha hecho mal. No se puede gobernar por decreto, ni con la bota malaya. CC siempre fue un partido democrático, heredero de la vieja y honrada UCD. Luego las ambiciones de unos pocos lo fueron cambiando, hasta llegar al mago de El Sauzal, que con su prepotencia, con su ambición y con su empeño en utilizar el partido para sus propios fines personales se lo ha cargado. Esta es la historia, breve y crudamente contada.

Paulino tendrá que bajarse del burro orejudo y pactar. Y reconocer que ha nacido un líder, Fernando Clavijo, que puede ser su sustituto. Un demócrata, mucho más nacionalista que él, porque además el nacionalismo le viene de familia. Su padre fue un activista independentista, y a mucha honra.

Rivero, pues, repetimos, tendrá que bajarse del burro, reconocer que el aplauso unánime ya se ha perdido, que el partido está cambiando y que él tiene que hacerlo también, si quiere sobrevivir.

Esperemos que haya aprendido la lección que le dieron en el último congreso, aunque a lo mejor es tan bruto que no. Puede que Canarias necesite a una persona más culta y más formada para dirigir a su principal partido nacionalista. Porque con este hombre y con su cola de adulones la política se ha embrutecido no poco.