NADA de lo que pasa es bueno para un país en el que hasta el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, ha sido denunciado por un catedrático de Derecho Penal, exabogado de Garzón, de viajar a Marbella, varias veces, de baracalofi. Es decir, cargando sus gastos al erario. ¿La venganza del chinito? Lo veremos.

Tendrá que demostrarlo el denunciante -ya saben, eso de la carga de la prueba-, pero, y está el fiscal en eso, tenemos nuevo lío. A todo ello hay que unir una supuesta intervención del Principado de Asturias por parte de Hacienda, la crisis de Bankia, las nuevas dotaciones exigidas a la banca y el resquebrajamiento del sistema financiero español. Un país que no ha sido intervenido formalmente por Europa -aunque se encuentre en quiebra- para evitar la caída del euro. España es, aunque no lo crean, demasiado importante para que sea tratado como Irlanda, Portugal y Grecia. En Canarias, tierra a la que nos debemos, no hay ni para pipas. Y por ello serán elevados los impuestos hasta cotas siderales. El IGIC, un 40%. Y hay otros más: se reeditan impuestos que habían sido abolidos, como los de transmisiones y sucesiones, y se les impone uno nuevo a las grandes superficies. Es decir, se actúa donde hay negocio; como si generar riqueza fuera un pecado que es preciso pagar con dinero. Y se quedan tan frescos.

Desde luego, lo que está viviendo España es terrible. Los medios de comunicación no paran de vomitar malas noticias, entre ellas las suyas propias: hay algunos cuyos cierres parecen inminentes. Se ha anunciado extraoficialmente el del grupo Intereconomía, pero otras empresas, como las editoras de El Mundo y El País, lo están pasando realmente mal. No digamos en Canarias: como Vídeo Report pierda el pleito con Socater, en el caso judicial de la productora de TVAC, varios medios de comunicación podrían caer. La racha es, realmente, muy mala. El Gobierno del PP más parece dispuesto a dar palos de ciego que a ofrecer medidas de reactivación de la actividad económica. Ni una sola ayuda a las pymes, que son las que crean empleo, y a los autónomos. Pero ni una sola. Mucho palo a los bancos, pero sin resultados prácticos. ¿Dónde está el crédito? ¿De qué ha servido tanta revolución bancaria?

Rajoy tendrá que espabilarse. Tampoco sale a la palestra a hablarle claro a la gente. Hay como un despiste monumental, cada medio de comunicación arrima el ascua a su sardina y quien está realmente desorientada es la gente de la calle, que cada vez se entera menos de la situación real del país.