BANCA Cívica, en la que está integrada nuestra CajaCanarias, negocia. Ha mantenido contactos con La Caixa, otrora su gran rival en Canarias, y los mantiene con Kutxabank e Ibercaja. Cualquiera de las opciones es buena. Ibercaja está liderando un proceso de integración con Caja 3. A la autoridad monetaria la operación que más le gusta es la de La Caixa, o Caixa Bank, como quieran. Las otras dos serían alternativas.

Estaríamos mintiendo si no dijéramos que en la Caja tinerfeña existe cierto nerviosismo. Se anuncian despidos, que sus dirigentes van a procurar que hagan el menor daño posible. Es decir, se irán primero los voluntarios y luego los forzosos. Es de esperar, y en ello se está trabajando, que los forzosos sean pocos. O ninguno.

En todo este proceso de relanzamiento y afianzamiento de CajaCanarias en otras aventuras -forzadas por la integración bancaria- ha trabajado hasta la extenuación Álvaro Arvelo. Habrá que agradecer a este hombre algún día su contribución al progreso de esta comunidad autónoma, a la que ha servido con una dedicación impresionante en la Presidencia Ejecutiva de CajaCanarias y, antes, en su Dirección General.

Hasta su salida a bolsa, el proceso de Banca Cívica ha sido muy trabajado. Primero tuvo un novio americano, un fondo de inversión que llegó a España de la mano del despacho de Foncillas, J.C. Flowers. Luego le fallaron las integraciones de las cajas de Ávila y Segovia. Antes se había frustrado, por la ambición de la Caja Insular, una unión con esta. A la Caja Insular le salió mal la operación con Cajamadrid, hoy Bankia, pues su presidente solo tiene voz, pero no voto, en el consejo de la nueva entidad. Arvelo es vicepresidente de Banca Cívica, con voz y voto en el consejo, y, además, colocó muy bien en la organización a otros dirigentes de CajaCanarias, como David Cova. Espero que se lo agradezcan.

El futuro de Banca Cívica está por ver. Las conversaciones siguen, pero existe un tope de tiempo. En un par de meses las integraciones, fusiones o como quieran llamarlas tienen que estar listas. Solo hay un pero: el afán de protagonismo de los dos copresidentes de Banca Cívica, Goñi y Pulido. Por ahí se puede ir todo al garete. Lo digo porque si entra La Caixa vamos a ver dónde se colocan. Y si se opta por las otras opciones no van a existir cuatro copresidentes.

Sean generosos, como ha sido Álvaro Arvelo, y no habrá problemas ni de adaptación ni de adecuación. Digo yo. Y siembren para el futuro, que es lo que deben hacer, aunque sean banqueros. O cajeros, que viene a ser casi lo mismo.