EL PUERTO de la Cruz está lleno de turistas. Esta es una buena noticia, pero sería completa si dijéramos que el turismo veterano que acude al Puerto lo hace sin el dichoso "todo incluido" a cuestas. No en todos los hoteles ocurre esto, por fortuna. Uno de los más importantes establecimientos portuenses, el Riu Garoé, acaba de ser distinguido, por segundo año consecutivo, con el premio Top Award 2012, concedido por el portal Holiday Check, en base a opiniones favorables y muy favorables de sus propios clientes. El galardón será entregado en la Feria de Berlín, la ITB, que se celebra en marzo. Convierte al Riu Garoé en el hotel más valorado de Tenerife.

Dentro de este hotel hay un hombre con una trayectoria profesional que merece ser glosada, una vez más. Se trata de Cándido Luis Figueroa, un portuense que ha sido profeta en su tierra y que ha dirigido, entre otros, los hoteles Botánico, Las Salinas y el Parque de San Antonio. Un profesional que ama los detalles y que ha logrado ya tropecientos premios TUI.

El Garoé está hoy a tope de su capacidad y hasta se registran serias dificultades para encontrar habitaciones. En mayo será remodelado totalmente para dotarlo de más servicios. Y estamos ante un hotel en el que los huéspedes hacen visitas guiadas a la cocina y al resto de las instalaciones y se quedan admirados de cómo es este establecimiento en sus tripas. No hay rincón que no sea cuidado con infinito mimo, desde una planta a un cuadro. Por cierto, pueden verse en algunas paredes murales muy interesantes del arquitecto y pintor egipcio Mohamed Osman.

Cándido Luis Figueroa es uno de los mejores directores de Canarias. Cuando dejó Meliá para aceptar este nuevo reto, Gabriel Escarrer le dijo varias veces que las puertas de su empresa siempre quedarían abiertas para él. Fue el hombre que transformó Las Salinas, el hotel más emblemático de estas Islas, debido al genio creador de César Manrique y Fernando Higueras. Desde hace varios años está haciendo del Garoé un hotel con mucha clase, un establecimiento lleno de paz. En medio de un vergel que ha creado para disfrute de sus huéspedes.

Uno sueña con el Puerto de la Cruz lleno de hoteles como el Garoé, o el Tigaiga, este último regido por los herederos de don Enrique Talg Shultz y de Enrique Talg Wyss, ambos fallecidos. Quedan sus nietos e hijos, que hacen de este establecimiento algo tan grande como soñaron sus progenitores.

Y es que un Puerto de la Cruz así, da gusto. No estaría de más que el ayuntamiento, el CIT, la Viceconsejería de Turismo, el cabildo, o quien fuera, creara premios hoteleros para estimular a los mejores, a los que cuidan mejor a nuestro turismo. Y para que los demás aprendan.