LO MALO de la Bolsa es que hoy sube, porque los bancos oficiales inyectan dinero al sistema financiero, pero mañana baja porque la banca privada tapa sus agujeros con el dinero que debe destinarse a empresas y particulares; y la situación vuelve al principio. Fue lo que pasó con el dinero del FROB de Zapatero: se lo daban a los bancos, tapaban las grandes deudas y los empresarios y familias no accedían al crédito. Por eso lo de la subida de la Bolsa y las medidas de los bancos centrales es pan para hoy y hambre para mañana. Al sistema financiero, además de dinero, hay que inyectarle confianza. Incluso se produce una dicotomía extraña. Mientras unos sabios de la economía, los famosos gurús, llaman al consumo, los otros abogan por el ahorro. ¿En qué quedamos? Si consumo, no ahorro; si no hay consumo, la economía se ralentiza. ¿Qué hacer? La crisis la provocaron los bancos y son los bancos los llamados a solucionarla. ¿Cómo se explica que el Santander, por ejemplo, reparta muchos millones en dividendos si luego restringe los créditos hasta límites ridículos? ¿Cuál es el papel real de la banca, solo ganar dinero o contribuir a crear riqueza y a crear país? La economía es cada vez más difícil de comprender. En realidad, el mundo vive una rueda de épocas boyantes y periodos de depresión. Probablemente todo esté escrito porque las crisis y los tiempos de bonanza son cíclicos. Puede que no haya que hacer nada, sino dejar pasar el tiempo. Pero no hay más que echar un vistazo a las cifras de paro -22,8% en España, 30,5% en Canarias- para darnos cuenta de que es preciso pasar a la acción. Sencillamente, las leyes laborales españolas son de país tercermundista, heredadas del franquismo. Tenemos unos sindicatos impresentables que siguen viviendo del cuento desde que el Caudillo dio su último suspiro. Mientras patronal y sindicatos no pacten las líneas maestras del futuro, cogiendo el toro por los cuernos, tendremos cuotas de desempleo descomunales. Y si no las pactan, al Gobierno de Rajoy no le debe temblar el pulso y acudir a un decretazo que ponga las cosas en su sitio. Caiga quien caiga. Porque el poder, que emana del pueblo, hay que ejercerlo. El Gobierno de Canarias tampoco ha hecho nada por alterar las cifras del paro. Bueno, sí lo ha hecho, pero a peor. Es la consecuencia de tener un Ejecutivo muy justito de inteligencia y de recursos. Es comprensible que la torpe Ángela Mena diga de su marido -el presidente- que es un humanista. Quizá quiso decir "un humanoide". Porque un humanista gobernaría como un humanista y este presidente lo hace como un patán. Porque no ha dado ni una solución a los grandes problemas que tienen las Islas, paro incluido. La época de Rivero comienza a ser más negra que el propio futuro de las Islas.