EMPEZÓ la guerra. El PP va a solicitar 61 auditorías en el Cabildo de Tenerife. No se va a escapar nada, ni nadie. Las peticiones serán llevadas a los plenos, sistemáticamente. Desde el Teleférico al Metropolitano, pasando por Turismo de Tenerife y la empresa Teysol; y otra que dirige Raquel Lucía Pérez Brito. Todo. Se va a desmontar el Cabildo de arriba a abajo. No quedará piedra sin ser investigada, desde el ordenador gigante al cable, desde los viajes de Gulliver, digo de Clinton, a los de Melchior a USA, a España y a Europa; también los de Melchior con funcionarios y funcionarias afines. Todo. Se registrarán coincidencias, estancias, banquetes, se revisarán facturas. Se vigilarán los anuncios que se han publicado en determinada revista, se revisarán las facturas con las constructoras y con las empresas de servicios. Se pondrán patas arriba los concursos, según datos que dejó escritos Tita Díaz. Será un festival de auditorías.

Porque aquellos polvos trajeron estos lodos. En el Cabildo se rompió el estatus quo desde que se atrevieron a convocar un pleno extraordinario, en plena campaña electoral, para filtrar una auditoría de la que luego se tergiversó absolutamente todo. Se publicaban cosas normales como si fueran espurias. Se intentó dañar seriamente la imagen de la persona que el pueblo de Tenerife aupó hasta la estratosfera con sus votos: 167.000, el máximo histórico; el honorable Antonio Alarcó. Se ve que el pueblo no es tonto. La Junta Electoral debería evaluar la oportunidad de ese pleno; debería estudiar si hubo o no delito electoral y pasarlo al tribunal competente. Desde luego, fue una convocatoria impresentable; por la fecha, no por el pleno en sí.

La guerra en el Cabildo terminará muy probablemente con una moción de censura contra Ricardo Melchior. Mandarán a Aurelio Abréu a coger setas a Móstoles, Balbuena se hará cargo del grupo socialista en el Cabildo y Melchior se irá a la calle. A lo mejor, como decíamos aquí ayer, se produce un trueque fenicio. Cristina Tavío autoriza que Julio Pérez sea alcalde de Santa Cruz -en realidad, ya lo es- y se produce la otra moción en el Cabildo. El abanico es amplio. Y la oportunidad de acabar con Coalición Canaria, única.

Nos las han contado: 61 auditorías -a lo mejor, alguna menos, digo yo- en los próximos meses. No va a quedar títere con cabeza. Alarcó se ríe, como el perro pulgoso, practicando trasplantes reno-pancreáticos y haciendo manos en el quirófano. La venganza es dulce.