VIENDO en la tribuna de oradores del Congreso a la diputada Ana Oramas uno siente vergüenza ajena. Vergüenza y la sensación de que esta pelotillera no merece más votos de los ciudadanos chicharreros. Coalición Canaria se ha entregado con armas y bagajes a un Zapatero moribundo y despierta la risa nacional. La quícara y el bambi, unidos, enamorados políticamente. ¿Qué bebé va a salir de este cruce? Los ciudadanos muestran su rechazo a esta alianza incondicional y los partidos serios su extrañeza. Los pactos puntuales o las alianzas de conveniencia son normales en política; pero la entrega amorosa a un señor que dentro de pocos meses va a desaparecer de la política parece un despropósito. Es a Canarias a la que representan y no pueden jugar con los sentimientos de sus habitantes. Ana Oramas y Coalición Canaria están traicionando los votos de los isleños. El mandato que dio el pueblo a CC ha sido desobedecido. No han recibido sino promesas y engaños y siguen apoyando al hombre que les ha prometido y que los ha engañado. No hay derecho.

Fue patética la intervención de Oramas, que apenas llegaba a los micrófonos y que convirtió al PSOE y a su exiguo líder en iconos de sus aspiraciones. Era patético verla, en contra de la corriente del río y de la voluntad de los ciudadanos, defender lo indefendible, agradecer lo que no nos han dado e intentar resucitar a un moribundo. ¿Qué le va a decir Oramas a sus electores en los próximos comicios? ¿Cómo va a venderles esta entrega?

Si su tío Leoncio, un hombre tan recordado y tan digno, levantara la cabeza, le pediría explicaciones Fue don Leoncio Oramas Tolosa un gran patriota, un demócrata, un hombre con las ideas claras, desde el Cabildo y desde el Ayuntamiento de Santa Cruz. Y desde todos los cargos que ocupó. Si esta es su heredera política, guárdenme un cachorro. Esta diputada ha traicionado la voluntad de los tinerfeños y de los canarios y la voluntad de todo el Estado, que clama para que estos demagogos e inútiles personajes se vayan y dejen que vengan otros que enmienden el desastre.

Apoyar a Zapatero, señores de CC, es apoyar al caos. Se han vendido descaradamente al poder exiguo, al poder residual y escaso en el tiempo. Y lo van a pagar. Porque sus votantes -mayoritariamente de derechas- van a castigar duramente en las urnas a las personas que no han sabido defender sus intereses en el Congreso. Y, para propina, al mudo Perestelo lo ha sustituido el "sabio" Fernando Ríos, cuya hazaña más reciente ha sido presidir la mesa de evaluación del reparto de emisoras de radio. El conejo nos riscó la perra.