Sí, un hombre bueno, una figura humilde, pero grande sin matices, de la sociedad tinerfeña que será recordado por muchísimas personas que siempre tendrán una palabra bonita para definir al Hermano Fernando Lorente López, que nos dejó el pasado 18 de mayo para estar en el espacio que Dios le ha reservado muy cerquita de él: En el CIELO con mayúsculas.

El Padre Lorente nos dejó a los 90 años de vivencia cristiana y con una estela de fidelidad con los desamparados, los pobres o las personas enfermas que menos tenían y las que más necesitaban un cuidado, una palabra de aliento, un gesto y, por qué no decirlo, una protección desde que en 1941 ingresó entre los Hermandos Hospitalarios de San Juan de Dios. Desde ese entonces siempre dio lo que tenía y más a todas las personas que lo necesitaron y también a los que no le pidieron nada. Sí, él era así, sencillamente un hombre bueno.

Este amante de la caridad humana y de un intelecto superior nos deja, pero su obra, sus letras, gestos y quehaceres quedan entre todos nosotros y por ello será recordado. Sí, él era así, un hombre bueno.