COMO ESOS primeros instantes que transcurren al alba tras sonar el despertador, cuando anidan las preocupaciones legítimas. Como esos segundos fugaces ante el espejo del lavabo, cuando se disipan las vaguedades desmedidas. Como esos minutos de huida hacia ninguna parte, a media mañana, cuando asaltan las disyuntivas más inquietantes. Como esas horas, a media tarde, que franquean la esperanza, cuando se desvanecen los dilemas más desmesurados. Como esas tardes de invierno alargando su presencia en cada rincón de cada pueblo, cuando entrañan las inseguridades más profundas. Como esas semanas que peregrinan con paso firme y respiración acompasada, cuando albergan los titubeos pasajeros. Como esos meses que ocultan un almanaque intratable, cuando persisten las perplejidades más larvadas. Como esos años adornados de bonanza económica, cuando suscitan confusiones considerables. Como todos esos momentos, los más efímeros y los más duraderos, cuando se peca de las indeterminaciones menos fundadas, no sé ustedes, estimados lectores, pero al menos yo admito que afronto las primeras luces de algunos días colmado de indecisiones. Es verdad que se despejan a medida que el tiempo y el espacio cobran importancia. Como versa el tema de Los Panchos, procuro no detener el momento por las indecisiones. Desde hace un tiempo, parece que la sociedad mantiene en primera línea expresiones cimentadas con oraciones dubitativas. Lejos han quedado aquellas meramente enunciativas. En la retaguardia hibernan para ocasiones precisas las oraciones imperativas, secundadas a cierta distancia por las interrogativas. En la parcela ancha del día a día sobreviven a golpe de estado de ánimo las oraciones exclamativas. Las más llamativas. Acaso, mi única certeza en este momento es la luna llena que espera a la madrugada del 20 de enero. Como esos primeros instantes del amanecer, cuando el río de la duda puede arrastrar la nave hasta la desembocadura del desaliento, no sé ustedes, pero al menos yo confieso que, quizás, en esos momentos me adentro en un mar de indecisiones.