EL PRESIDENTE, aficionado al fútbol -quizá, ustedes conozcan una historia similar-, propinó una patada en la entrepierna a su rival, un político de la oposición, durante un partido por "la paz" jugado hace unos días. El encuentro estuvo repleto de incidentes y, de hecho, el presidente terminó lesionado y con baja médica de, al menos, tres días. El partido enfrentó a los equipos de la Presidencia, socialista, y al combinado de "la paz". Al comienzo del partido, el presidente recibió una falta de un defensa de "la paz" y miembro del partido Movimiento Sin Miedo, que mantiene una tensa relación con el partido socialista. Ni corto ni perezoso, el presidente le respondió y le asestó tamaña patada que cayó al suelo. El incidente provocó un intento de refriega en el terreno de juego, que acabó con la expulsión del defensa y de otro miembro del equipo del presidente. "Pasé el balón y recibí, de repente, una patada y no fue la primera vez que eso se produjo", declaró el presidente al término del encuentro, que acabó con empate a cuatro. El defensa, por su parte, declaró al diario La Razón que no tuvo intención de agredir al presidente. El polémico partido se produjo durante el estreno del campo de fútbol Zapata con césped artificial. El asesor de Deportes censuró el juego violento que afectó al propio mandatario. "Hay gente que no se ubica y debiera entender que se le debe dar prioridad al presidente cuando juega", aseguró sin inmutarse a la radio, mientras sonaba el "pan panamericano". A su vez, el defensa de "la paz" denunció que después del partido recibió amenazas de que iba a ser detenido, por lo que un dirigente de "la paz" intervino para evitarlo y argumentó que lo ocurrido en el terreno de juego era producto de un partido de fútbol. En el campo de las finanzas, un directivo de la OCDE detalló hace unos días que la psicología de los mercados obedece a un puro instinto animal. Lo acontecido en el campo Zapata puede que también. Los hechos son reales, pero no con el protagonista que quizá usted imagina. El auténtico derrochó instinto primitivo -y no de Madariaga, precisamente-. Y si no primitivo, sí instinto del Medievo. Era el instinto de Evo.

* Redactor de EL DÍA