La decisión adoptada esta semana por un grupo de vecinos del barrio de Chamberí parece la más lógica en una ciudad como Santa Cruz, donde no se cuenta en la actualidad con los lugares adecuados para acudir a la playa ni dispone de recintos abiertos para el baño de los ciudadanos.

Con todas las dudas sobre las condiciones idóneas de Las Teresitas, y con el Parque Marítimo aún cerrado, un grupo de jóvenes ha agudizado el ingenio y se ha traído la piscina a su barrio.

Cuando más apretaba el calor estos días pasados, decidieron plantar en medio de la plaza que está junto a la calle Barcelona su solarium particular, al que a lo largo de todo el día han ido acudiendo personas de todas las edades.

Aunque curiosa, la imagen también despierta sentimientos enfrentados, ya que el improvisado "parque marítimo" de Chamberí remarca aún más las diferencias sociales en una ciudad costera que sigue empeñada en vivir de espaldas al mar, y que no facilita el acceso de sus ciudadanos al baño ni al ocio.

La iniciativa, sin embargo, contó con algunos detractores, con el consiguiente malestar de los chicos, ya que algunos vecinos se quejaron de que se utilizaba el agua de riego para llenar la atracción de plástico y que las jornadas de baño se prolongaban hasta altas horas. Al margen de la dudosa salubridad de los chapuzones, lo que si queda claro es que en muchas zonas de Santa Cruz, si no es por iniciativa vecinal, su escasa cuota de bienestar social debe correr por su cuenta.