DESDE QUE LEÍ QUE EL HIJO de Flavio Briatore no pega ni ojo por culpa del embargo del yate del ex jefe de Fernando Alonso mi existencia tiene otro sentido. Vivo consternado por las palabras de Elisabetta Gregoraci, madre de la criatura de dos meses, quien en un arrebato de generosidad maternal advirtió que su bebé "no está tranquilo y sereno" por culpa de la policía fiscal. ¡Jo! ¿A quién se le ocurre intervenir el "Force Blue" por una tontería de nada? Y es que el único fallo que cometió el antiguo mandamás del equipo Renault de F-1 fue olvidar el pago de cuatro millones de euros en concepto de IVA y otros 550.000 euros por unos impuestos de combustible. "Nuestro hijo es el que más está sufriendo esta situación, este cambio brusco, porque echa de menos su cuartito blanco y los espacios que le han protegido desde sus primeros días", comentó la modelo.

Otro que me tiene sin dormir es Cardeñosa. Al ex jugador del Real Betis Balompié, más conocido por el gol que no le marcó a Brasil en el Mundial de Argentina 78, no se le ha ocurrido una mejor idea que comprarse una camiseta de la selección "canarinha" para intentar gafar a los Kaká y compañía. Desconozco si en breve notaremos algún efecto secundario, pero mucho mejor le hubiera ido adquirir una videoconsola e intentar saldar una deuda histórica. Anotar un tanto en el nivel novato no es complicado.

Con Gregoraci reclamando un barco para el descendiente de Briatore y Julito Cardeñosa sacando un rédito publicitario a su nunca olvidada "miopía" goleadora, el tercero en discordia es un viejo "fantasma" del pasado que en las últimas horas se ha dejado caer por las ediciones digitales de los "dinosaurios" deportivos de este país con una frase categórica. "Ojalá Mourihno descienda al Real Madrid a Segunda División". Esta joya literaria sólo podía germinar en las gargantas de Joan Gaspart o de Hristo Stoichkov. Apuesten por el primero. Sobre todo, porque el búlgaro ha demostrado con solvencia en los clubes (o incluso selección) que ha dirigido que está capacitado para fracasar. Normal. El ex azulgrana jamás presumió de diplomacia y tampoco es un ejemplo de "Fair-Play".