Natural de La Laguna, David Sánchez, de 36 años, comenzó como lutier hace 24 años. Defensor de la "música como una expresión plástica", cuenta que se dedica a la construcción de guitarras deconstruidas, inspiradas en la arquitectura contemporánea. "Yo no tengo modelos, sin diseño", algo similar a lo que ocurre en la arquitectura y la escultura, añade, con la posibilidad de elaborar guitarras, timples o contras, estos últimos instrumentos de gran demanda en Canarias, garantizando la sonoridad y funcionalidad. Aunque sean muy llamativos, no son piezas decorativas.

Aunque puedan ser muy vanguardistas en las formas, David Sánchez -que también se dedica a la restauración de instrumentos antiguos- garantiza el uso de las técnicas tradicionales, desde el uso de la misma materia prima (como los huesos de camello, el barniz de goma laca-, sin que ello esté reñido con la incorporación de pastillas musicales.

"Hago instrumentos que se adapten al músico", quizás en contra de lo que ha sido habitual; que quien toca se tiene que adaptar al instrumento. Juega ahí con ventaja porque sabe de lo que habla y, sobre todo y lo que más le preocupa, lo que siente el que toca. Esa fue una de las primeras decisiones que tuvo que tomar, explica, y prefirió entregarse a ser lutier y dejar de tocar el timple: "Si quieres ser bueno te tienes que especializar".

En 2007 obtuvo su carné de artesano, que le ha permitido participar en una media de tres o cuatro ferias insulares o regionales al año. Desde entonces ha construido unos trescientos instrumentos. "No se venden tanto porque lo expongas como por los encargos que recibas", añade.

En su trayectoria, dos referentes: Francisco Rodríguez, como constructor de instrumentos; en su vocación como arquitecto se inspira en el mismísimo Frank Gehry, "padre" del Museo Guggenheim". Y hace suya dos máximas: "La función no está reñida con la intención artística" y "cuando ordenas el caos, sientes emoción".