"Comenzaron a caer restos de tierra y agua que afectaron al menos a diez vehículos aparcados debajo. Un riesgo, en principio por el susto, al margen del posible peligro para la integridad física, aunque no parece un material contundente. En mi caso tengo que arreglar chapa y pintura del coche; la broma puede salirme más de 2.000 euros". Es la queja de un vecino de Miramar que la mañana de ayer se vio afectado por la caída "desde unos treinta metros" de esa mezcla de tierra, cemento y agua que se diluía con un mínimo contacto. Los restos tenían su origen en los trabajos de rehabilitación que se acometen en Bloque 31 del barrio.

La protesta, que harán llegar al menos a la oficina del distrito Ofra-Costa Sur, tiene su base en que "parece que la mejora pública resta condiciones de seguridad en los edificios donde se hace la obra. En el ámbito privado nunca falta una malla de protección que aquí no se ha colocado".

Añaden las fuentes, además, que "los primeros trabajos los hicieron después de vallar los aparcamientos situados debajo y sacar antes todos los vehículos. Luego se ralentizaron y ahora han retornado con más fuerza, pero esta vez no han retirado los coches ni han rodeado el perímetro".

En Miramar se efectuará una inversión total en las dos fases previstas de 1,7 millones de euros, de los cuales el 90 por ciento corresponden a aportaciones de las diferentes administraciones públicas y el 10 por ciento restante a los propietarios de los pisos.