La voluntad sigue intacta, pero los recursos han comenzado a escasear de tal forma que hacen peligrar la actividad. La ONG Técnicos Sin Fronteras, entidad sin ánimo de lucro con sede en San Andrés y que desde 2013, entre otras cosas, repara electrodomésticos a familias necesitadas de la Isla, se ha dado de plazo hasta finales de este mes para tratar de reconducir la difícil situación que atraviesa, pues, de lo contrario, pondrá punto final a su labor.

Así lo aseguró ayer, con cierto pesar, su fundador Ernesto Llebry, quien reconoció que los voluntarios que trabajan en la ONG -alrededores de doce- se han "cansado" de aportar dinero y gasolina para poder realizar su trabajo. "Esto se ha complicado bastante", reconoció. Llebry recordó que hace unos seis meses se reunió con concejales de los ayuntamientos de Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna para "ofrecerles" el servicio que presta la entidad a personas necesitadas. Sin embargo, el ofrecimiento sirvió de poco.

Y no tanto por la falta de implicación de unos y otros, sino por el difícil "encaje" que tiene su labor a la hora de poder acogerse a cualquier tipo de subvención municipal: "No se aporta dinero para gasolina y repuestos".

"No entramos en los baremos que existen. Solo podemos intentarlo a nivel europeo", explicó el fundador de la ONG, que ayer recibió la visita del edil de Atención Social de la capital tinerfeña, Óscar García. "Nos ha dicho que va a intentar que nos ayuden entidades como la Fundación Disa o La Caixa, con bonos de gasolina, por ejemplo, y que se podrían cambiar las bases de las ayudas municipales. Ellos saben que somos útiles", aseguró Llebry, quien añadió que "con esta ayuda los voluntarios no tendrían que poner dinero".

El fundador de la entidad sin ánimo de lucro indicó que, hasta ahora, el material que se usaba en las reparaciones se pagaba con aportaciones de voluntarios y particulares. "Pero la situación de las familias cambia", remarcó.

En esta línea, explicó que el gasto que hace Técnicos sin Fronteras es distinto al de otras ONG que, por ejemplo, reparten alimentos. "Estas salen un vez a la semana a repartir, pero nosotros lo hacemos todos los días de nueve de la mañana a nueve de la noche, porque reparamos a domicilio", subrayó Ernesto Llebry, quien espera que, además de las administraciones, las empresas también "les echen una mano".