El alcalde realejero y candidato del PP al Cabildo, Manuel Domínguez, tuvo que fajarse ayer como en sus mejores días de defensa del representativo futbolístico de su pueblo. Como un central reculando por un contragolpe en superioridad del rival o como cuando embotellaban a la UD Realejos en su área con centros o juego subterráneo, el cabeza de lista conservador, cabeza que ya se ve en vallas por la Isla, aunque ladeada y media escondida, comprobó en el primer debate con sus dos principales contrincantes (Carlos Alonso y Aurelio Abreu, presidente y vicepresidente insular por CC y PSOE) que, a priori, sufrirá muchos dos contra uno hasta el gran día, tal y como él mismo lamentó ayer.

Eso sí, todo cambiaría si el debate se abriera a los que hablan de nueva etapa y de casta e incluyen precisamente a CC, PP y PSC.

Con Juan Carlos Castañeda de moderador de un debate que él prefería coloquio, los estudios de la SER en la avenida de Anaga difundieron durante hora y media unos mensajes machacones que seguirán escuchándose dos meses. Unas frases hechas o ideas elaboradas que, si bien similares en varios ámbitos, marcaron más diferencias de las esperables, sobre todo respecto al PP.

Aunque en ningún caso hubo momentos ácidos y de discusión dura, y para algunos hasta pareció de guante blanco, tampoco cupo el "tongo, tongo" o el "que se besen". La soledad de Domínguez quedó evidenciada casi desde el principio, y no solo por cómo se distribuyó la mesa, con Alonso al ataque justo en frente y, al lado, un Abreu con poder argumental cada vez que aludía a los recortes presupuestarios estatales en sanidad, carreteras, dependencia...

El debate se había dividido en infinidad de materias, pero su formato y las interrupciones de los candidatos lo limitó al paro, la sanidad, la movilidad y los servicios sociales. Con cortes de oyentes que trataban de bajar a los aspirantes al barro de la realidad, Alonso resaltó los esfuerzos del Cabildo para lograr efectividad en la formación y la búsqueda de trabajo con planes como "barrios por el empleo", en los que se debe ahondar. Abreu se agarró desde entonces a uno de sus chacras (aunque los números le avalan): "El anillo insular del bienestar social, que ha creado empleo en plena crisis y recortes del PP". Domínguez les contrarrestó recurriendo a su gestión en Los Realejos con el cheque emprendedor o los locales de coste cero durante 8 o 10 meses para empresarios, aparte de plantear la insularización de las políticas de empleo.

Fue entonces cuando Alonso tomó las riendas y recalcó que esas ideas, de alguna forma, ya se desarrollan, relativizando la promesa del PP de 25.000 empleos con los 22.000 de 2014, que Domínguez rebajó a 8.000 netos desde 2013.

Los papeles se mantuvieron respecto a la sanidad, si bien los ataques de CC y PSOE fueron aún más nítidos aquí por los recortes. El candidato del PP cree un error que se "desvista" el HUC para "vestir" los hospitales del Norte y Sur, mientras Alonso y Abreu achacaron los males de la sanidad canaria a Roldós (PP) y coincidieron en la necesidad de que el hospital del Norte asuma a los pacientes del Valle orotavense en paritorios y quirófanos para aligerar el HUC.

La soledad del PP aumentó sobre el anillo insular por la contradicción de apoyar en el Cabildo que sea declarado de interés general y rechazarlo en el Senado, a diferencia de lo que hace "el PP balear o de Galicia", según recalcó Alonso. Domínguez cree que ha habido abandono regional, pero apoya el interés general y no así los trenes como solución a las colas de la TF-5. Coincidieron más en la necesidad de aumentar las camas sociosanitarias, aunque Abreu lamentó que, desde 1987, las Islas esperen una ley social.