El sector turístico de Tenerife generó el año pasado 81.000 nuevos empleos en la isla. Un aumento del 15% en el número de contratados con respecto al año anterior. Y batimos el récord de visitantes extranjeros. Y la isla, en general, comienza a mostrar signos de que ha atravesado lo peor del temporal y empieza a navegar aguas más tranquilas.

Después de seis años, los estragos de la crisis siguen entre nosotros y pasará mucho tiempo antes de que podamos olvidarlos. Hay jóvenes cualificados que buscan un trabajo que nadie les ofrece. Hay empresas acogotadas por la falta de actividad que malviven a duras penas. Hay personas que trabajan el doble que antes para ganar la mitad que antes. Y hay familias con todos sus miembros en paro en las que no entra ni un solo euro.

De eso no nos podemos olvidar. Y precisamente porque no lo olvidamos, cada puesto de trabajo que creamos en este 2014 es un éxito. Uno a uno, paso a paso, caso a caso, persona a persona, seguiremos avanzando para salir definitivamente de una tormenta económica y social que nos ha hecho muchísimo daño.

Tal vez porque estamos liados en esta batalla hemos prestado poca atención a un fenómeno curioso. l presidente del Cabildo de Gran Canaria ha decidido que ya que parece haber acabado el enfrentamiento entre el Gobierno peninsular y el Gobierno de Canarias, el PP tiene que preparar un nuevo escenario. Y parece que la nueva estrategia popular en las islas es el viejo argumento del pleito, el viejo muro de las lamentaciones del antiguo régimen.

Sobre las frías ruinas del insularismo se va a intentar construir un nuevo edificio político electoral que quiere poner a Tenerife en el punto de mira. Ya ha empezado de hecho la explotación de la queja y el lamento, la denuncia del maltrato de Gran Canaria y todo ese variado repertorio de protestas y de agravios que forman parte de la parte más rancia y polvorienta de la historia de Canarias.

Gran Canaria, por ejemplo, decidió promocionarse como destino turístico al margen del resto de las islas. Los dirigentes de la isla entendieron que era mejor estrategia para los intereses del sector turístico grancanario. A la vista de los resultados parece que se equivocaron. Tenerife apostó por Canarias y por el resto de las islas. Apostó porque la unión hace la fuerza. Apostó por vender Canarias en su conjunto porque nos entendemos como un solo pueblo al que si le va bien nos debe ir bien a todos y si le va mal a alguien nos va mal a todos. Los resultados en el año 2013 es que Lanzarote y Tenerife batieron el record histórico de visitantes extranjeros. ¿s el fracaso de las estrategias de Gran Canaria responsabilidad de Tenerife? Parece poco probable.

Pero para quienes utilizan el pleito insular como combustible político no existe nada imposible. Que a Tenerife le vaya mejor como isla, que su economía muestre síntomas de recuperación y poco a poco vayamos levantando la cabeza después de haberlas pasado canutas con la crisis, no es el fruto del trabajo y la responsabilidad de nuestro pueblo, de nuestras empresas, ciudadanos e instituciones. s el resultado un desequilibrio por el cual la isla de Tenerife es mejor tratada en perjuicio de Gran Canaria. sto no solo es falso, sino que es demostrable su falsedad. Y tal vez tengamos que poner las cifras sobre la mesa dentro de no mucho tiempo.

l Gobierno de Canarias se ha plegado a las amenazas de Bravo de Laguna para que las directrices turísticas que afectan a todas las islas y a todos los canarios se cambien a gusto del Cabildo de Gran Canaria. Si alguien cree que con esto se calmará la sed de conflicto del PP de Gran Canaria es que no ha entendido nada.

No hay ninguna concesión que baste y ningún acuerdo que calme el apetito del pleito insular. Para el PP, a partir de ahora, hay que sustituir el enfrentamiento de Madrid con las islas (que ya se agotó) por la división interna de las islas entre sí. s una vieja estrategia que siempre ha funcionado. Dividir a los canarios es la mejor manera de hacerlos más débiles y agotarles en luchas internas les mantiene ocupados para que no piensen demasiado en sus ambiciones, problemas y esperanzas. Caer en esa trampa estéril sería de tontos. Pero me temo que muchos van a caer. O ya han caído, que es peor.

(*) Presidente del Cabildo de Tenerife