La mañana empezó mal para los organizadores de la octava edición de la iniciativa de apertura comercial en domingo "Ven a Santa Cruz". Alerta amarilla, lluvia breve, pero intensa, truenos lejanos, algún relámpago y unas nubes que presagiaban lo peor. Sin embargo, el tiempo dio una tregua a medida que avanzaba la mañana y poco a poco el cielo se fue abriendo para dejar paso a un tibio sol de otoño. El astro rey acabó por calentar una mañana ideal para el paseo. Pasado el mediodía, eran ya miles las personas que llenaban el centro de la capital tinerfeña, esa llamada Zona de Gran Afluencia Turística, para disfrutar del placer de caminar, de las compras (menos porque hubo mucha gente "de miranda") y de la restauración (bares y terrazas estaban llenos).

La afluencia, fue, pese a todo, menor que en anteriores convocatorias, pero pudo ser peor. Dos de los actos de dinamización previstos tuvieron que ser suspendidos a primera hora. Por un lado, la anunciada carrera infantil de Halloween por el mal estado del pavimento. Por otro, el esperado mercadillo vintage de la plaza del Príncipe, ya que una tromba de agua afectó al material.

Sin desanimarse, con los veinte stands de la artesanía como punto neurálgico de encuentro y paso, los visitantes de fuera de Santa Cruz se contagiaron de un chicharrero que demostró una vez más que mantiene indemne ese espíritu "de novelería" que le lleva a salir a la calle si hay algo que le atraiga.

Números cantan: de los 217 comercios censados en el perímetro que limitan las plazas de la Candelaria y el Chicharro (incluye las calles Castillo, Viera y Clavijo, Pérez Galdós y Bethencourt Afonso) abrieron 132. En restauración, de 34 locales, 31 estaban abiertos entre las 12:00 y las 13:00 horas.

Un éxito relativo, mediatizado por las alertas meteorológicas, pero, sobre todo, una buena idea que precisa de continuidad en 2014.