Hay fiestas que mueren de éxito. Fiestas que crecen sin control, se masifican, se desvirtúan y pierden su esencia. El Día de la Embarcación del Puerto de la Cruz había cogido ese rumbo equivocado. Tras años de desmadre, pistolas de agua, peleas, botellón y comportamientos incívicos; en 2012, cuando la procesión tuvo que variar su ruta porque parte de la fiesta se había olvidado de la Virgen del Carmen, se produjo un punto de inflexión. Autoridades, colectivos, vecinos y empresas decidieron poner punto y final al desfase y tomar medidas para recuperar la verdadera embarcación portuense. Y ayer se logró ese objetivo.

Mayores y familias con niños recuperaron su sitio en una jornada de fiesta diurna que perdió público, pero recuperó sentido. El botellón prácticamente desapareció de los alrededores del muelle, gracias a las advertencias de que no se permitiría, al trabajo de las fuerzas del orden y, en especial, a la eliminación de la carpa de la fiesta joven. Un reclamo para el desfase que en los últimos años había dejado imágenes muy negativas para esta fiesta de origen marinero.

También se eliminaron las barras de la calle y se unificó la música, lo que logró evitar aglomeraciones y fiestas paralelas que en 2012 impidieron el paso de la procesión nocturna. El folclore espantó a mucho aguafiestas.

El edil de festejos, Juan Carlos Marrero (CC), mostró ayer su satisfacción por los resultados de las medidas tomadas: "No nos esperábamos que se logrará un cambio tan importante y estamos muy satisfechos. Mucha gente mayor y familias se han acercado hoy a nosotros para agradecernos que se haya recuperado la fiesta de antes. Y esto es un logro de todos, fruto de la unión".

El importante despliegue de seguridad, coordinado con el primer plan de autoprotección, también ayudó a que el ambiente fuera mucho más tranquilo que en ediciones anteriores. Desde primera hora de la mañana hasta la noche.

El concejal de Seguridad, Luis Miguel Rodríguez (PP), indicó a EL DÍA pasadas las 22:00 horas que durante la jornada se produjeron muchos menos incidentes que en años anteriores, aunque, como en toda fiesta multitudinaria, se produjeron algunas peleas, "que fueron controladas enseguida".

Para el edil, el plan de seguridad "ha funcionado a la perfección", y una prueba del cambio en la fiesta está en un dato: "Cruz Roja no atendió ni un coma etílico". Rodríguez coincidió con Marrero: "Hemos recuperado nuestra fiesta".

Por primera vez en décadas, los políticos no se embarcaron con la Virgen para respetar las indicaciones de seguridad marítima en una jornada que transcurrió con una tranquilidad desconocida desde hace años. Ayer hubo menos gente en la Embarcación, unas 20.000 personas, pero casi nadie echó de menos a los que faltaron.