El problema de la vivienda en Santa Cruz afecta desde diferentes vertientes, ya que la ciudad debe afrontar cada día desde los casos más sangrantes por desahucio a los de quienes hace años que lo perdieron todo y viven al raso.

Con una demanda de vivienda que supera las 4.000 personas, y una oferta pública que está paralizada desde hace años, porque la Sociedad Municipal de Viviendas carece de fondos suficientes para realizar nuevas promociones, diferentes colectivos ven la solución en el sector privado, sobre todo en esa bolsa de viviendas que han ido conformando los bancos a medida que las familias las han ido perdiendo por su incapacidad de pago como consecuencia del imparable desempleo.

Algunas organizaciones consideran que la participación de entidades privadas y la aportación de las administraciones, liberando el censo de las casas cerradas, podrían aplacar uno de los aspectos que más desigualdad están generando, ya que al facilitar su acceso en régimen de alquiler social, se podría incrementar el nivel de vida de quienes viven hacinados, sacar de su irregularidad a quienes ocupan pisos por toda la ciudad y responder a los asentamientos clandestinos, en los que viven más de 300 personas.