La implacable crisis ha obligado a cambiar múltiples hábitos y ha dejado en estos ya más de cinco años muchas ideas que, sin embargo, en algunos casos, se han mitificado en demasía. Una de ellas, por ejemplo, es que el desplome de ciertos sectores, como la construcción, estaba propiciando una paulatina vuelta al campo. El axioma se cumple respecto a numerosos terrenos pequeños, los conocidos en Canarias como "pedacitos", destinados a productos de temporada y autoconsumo, que han ido recuperando sus dueños, arrendando o explotando familiares y demás. Sin embargo, las grandes cifras del sector dicen todo lo contrario o, como mucho, mantienen estable la actividad en cuanto a producción, empresas y empleados.

Así lo explican a EL DÍA diversos técnicos de la Consejería regional de Agricultura. Aunque organizaciones como la Coag resaltan el gran aumento de personas interesadas en este tiempo en sus cursos agrarios, para los que tienen 2.500 plazas anuales y se han quedado fuera hasta 1.500 solicitantes, dichos expertos de la Comunidad sostienen que esa demanda no se ha traducido luego en incorporaciones reales al sector de forma sustancial.

De todos modos, el mejor indicador de la desmitificación del retorno al agro son los datos oficiales de la superficie cultivada, por ejemplo, en Tenerife. Si bien la última estadística con la que cuenta el Gobierno se refiere a 2010, ya que el proceso de análisis es lento y los recortes en medios y personal tampoco han ayudado mucho, la comparativa con ejercicios anteriores evidencia que, lejos de ir creciendo, se ha producido un salto hacia atrás espectacular, justamente de 2008 a 2009, cuando el espacio explotado para cultivar pasó de 23.766 hectáreas a 16.769. Además, y según recalcan los técnicos, todo apunta a que, en los años aún no analizados, no se ha producido un repunte destacable.

También aclaran que, en estas estadísticas, tienen mucho peso los procedimientos de recuento y que en esa reducción, de hecho, influyó bastante cómo se hizo el registro vitícola, producción cuya bajada fue muy pronunciada, desde las 11.726,9 hectáreas de 2008 (9.862,8 de secano y 1.864,1 de regadío) a las 4.755,8 de 2009 (3.288,9 y 1.466,9). Asimismo, hay que atender a contingencias como los periodos de sequía (como el que ocurrió hasta el pasado octubre) o la superficie que se destina a cultivos de temporada, que puede estar baldía cuando se realizan las fotos, si bien los datos se complementan con otros indicadores.

De todas formas, la comparativa desde 1987 (cuando se comienza a distinguir por Islas) resulta muy elocuente. Así, la media en Tenerife siempre ha superado (con creces) las 23.000 hectáreas, lo que choca con 2009 y 2010, al bajar a 16.769,4 y 16.903,2.

Las hectáreas de estos últimos años contrastan con las 23.707 de 2007, las 23.820 de 2006, las 23.816 de 2005, las 23.361 de 2004, las 24.235 de 2003 o las 24.848,9 de 2002. También con las 24.707 de 2001, las 21.615 de 2000, los 21.536 de 1999, los 22.701 de 1998 o los 22.866 de 1997.

Esta tendencia venía de atrás. En 1996, las hectáreas contabilizadas fueron 22.942, en 1995 estaban un poco por debajo (22.383) y, en 1994, en 22.906. En este último año, sin embargo, la estadística incluía aún los denominados "pastos accidentales", parcelas utilizadas para ganadería, que se contabilizaban desde 1985 y que ascendían en Tenerife a 49.052. Descontando esas parcelas, los cultivos en la Isla ocupaban 22.909 hectáreas en 1993. En 1992, la cifra era de 24.246; un año antes se situaba en 24.436; en 1990 alcanzaba 23.817; en 1989 se llegó a 26.293, en 1988, a 27.244, y en 1987, a 28.221, lo que prueba el paulatino descenso.

Retraso de los mapas de cultivo. Uno de los problemas de los recortes es el retraso en la elaboración de los mapas de cultivos de las Islas. El último del Cabildo tinerfeño, redactado en 2012, se refiere al periodo 2004-2008 y refleja que, entre 2007 y 2008, había 18.576 hectáreas cultivadas, por 24.553 de suelo agrícola no aprovechado y 160.057 con otros usos. En unos meses, se actualizará el de Gran Canaria, pero el nuevo de Tenerife tardará varios años.