Diana, Luis, Josué, Mónica, María, Andrés, Moneiba... Son nombres de algunos de los miles de niños que, unidos por la ilusión en los ojos y de la mano de sus padres o abuelos, se acercaron ayer, en una mañana soleada pero fresquita, al parque García Sanabria de Santa Cruz para entregar en el emblemático Reloj de Flores su juguete solidario. Fue masiva la respuesta a una iniciativa de Bomberos de Tenerife y Mírame TV para que ningún pequeño se quede sin regalo la mágica Noche de Reyes. Más de 25.000 juguetes recogidos, según las cifras oficiales, servirán para mantener intacta la ilusión la víspera del 6 de enero de los aproximadamente 15.000 niños desfavorecidos que las ONG calculan que existen en la isla.

Nadie quiso faltar a la cita, desde el miembro más humilde de una familia cualquiera hasta el alcalde, José Manuel Bermúdez, pasando por el consejero del Cabildo Carlos Alonso. El primer edil municipal, desde la atalaya de las escalinatas del Reloj de Flores, echó mano de los recuerdos: "Hacía muchos años que no se hacía algo así, desde la época del blanco y negro, porque hay que recordar que la iniciativa partió en su día de TVE. Es una satisfacción recuperar esta imagen de nuestra infancia. Traigo regalos relacionados con el deporte como raquetas y objetos de pesca submarina".

Al hilo del discurso del alcalde, la invocación a la nostalgia resultó efectiva. Así, muchos ya no tan niños acudieron al reclamo de recuperar sabores o vestigios de aquella carta que un día entregaron. Es verdad que no eran caramelos Rosytén -ni siquiera tenían marca-, que a TVE la sustituía una cadena local y que el paje de raza negra se convirtió en embajador y en un señor con rasgos caucásicos. Esta vez no llegó en coche ni a pie como entonces, sino en la canasta de la autoescalera de los bomberos. Pero primó la solera del escenario: las escaleras junto al entrañable Reloj de Flores.

La Policía Local, los bomberos, el CD Tenerife y multitud de empresas precedieron como antaño con sus presentes al auténtico protagonista de este movimiento: el vecino anónimo y, sobre todo, solidario. Al mediodía, el embajador se sentó en la silla reservada para él entre espontáneos gritos de "Yo quiero un Ipad", para recordar el momento histórico. El trabajo de 1.500 personas ha tenido fruto y queda la esperanza de que haya continuidad en años venideros una vez recuperada la tradición.

Ahí se acabó la historia colectiva y empezó la individual que cada niño le contó al enviado de los Reyes Magos. Ojalá esa ilusión les dure mucho. Que no es poco.

juguetes. Es la cifra que, resume, según los organizadores, una mañana de solidaridad en el García Sanabria. Cuatro camiones de Cruz Roja se los llevaron para ser distribuidos ahora en los 31 municipios de la isla a través de los ayuntamientos y las asambleas locales de la ONG.

Largas colas de padres o abuelos con sus hijos y nietos se formaron desde primeras horas de la mañana en el entorno del parque para entregar juguetes y cartas al embajador real.