José Manuel Bermúdez Esparza (Las Palmas, 1966) no olvidará nunca esta semana. Por fin, Miguel Zerolo, alcalde de Santa Cruz durante los últimos 16 años, decidió dar un paso a un lado y dejarle el camino libre para acceder a la Alcaldía de la capital tinerfeña, reto con el que lleva soñando años y que lo ha llevado a tragar muchos sapos. Pese a que él prefiere no echar aún las campanas al vuelo y esperar a que el partido lo designe como tal, es consciente de que una vez retirado Zerolo, todas las papeletas para ser el candidato están en sus manos.

Tras anunciar Miguel Zerolo que no va a repetir como candidato a la Alcaldía de Santa Cruz, ¿será José Manuel Bermúdez la opción de CC?

Tengo la ilusión de ser alcalde de mi ciudad, pero la última palabra la tiene el partido. Así lo he defendido desde que soy presidente de CC. El comité local que se celebra esta semana tomará la decisión adecuada respecto a la candidatura.

Desde algunos sectores se le ha acusado de hacer un trabajo subterráneo en contra del propio alcalde...

He sido muy respetuoso con el alcalde, con sus decisiones, y tanto ahora como en las anteriores elecciones he apoyado al alcalde en todo aquello que ha decidido hacer. No he realizado ningún tipo de maniobra y he intentado siempre estar más callado que otra cosa entendiendo que donde se debe hablar es en el partido.

¿Pero le han hecho daño algunas filtraciones a nivel personal sobre supuestos movimientos, actuaciones o...?

No miro el pasado, sino el futuro. El pasado está olvidado y ese tipo de filtraciones no perjudican a José Manuel Bermúdez, sino a CC. Quien las haya realizado, es su responsabilidad haberlas hecho.

El presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, señalaba la semana pasada que Santa Cruz necesita un impulso. ¿Está usted de acuerdo?

Santa Cruz ha vivido una etapa de casi 16 años de un progreso notable. Si hacemos un balance de lo que ha progresado gracias al proyecto de CC, no hay color de cómo estaba y cómo está ahora. Tiene muchos más servicios de todo tipo, culturales, transportes... Se pueden enumerar los avances experimentados y eso se debe al alcalde, Miguel Zerolo, y a todo su equipo de trabajo en estos cuatro mandatos. A partir de ahí, con un nuevo candidato se abre otra etapa y otro impulso y un nuevo proyecto para la ciudad.

¿En qué se basaría ese nuevo proyecto?

Eso es algo que tendremos que decidir entre todos en el partido. No creo que sea una cuestión de ocurrencias, como está pasando en otros casos. Hay que meditar muy bien a dónde queremos llevar Santa Cruz y sobre qué base se tiene que construir el nuevo proyecto de ciudad. No se debe hacer a golpe de ocurrencias estrella, sino que es la suma de muchas cosas bien meditadas y ya llegará el momento de presentarlas.

Pero usted, como presidente de CC, tendrá algunas ideas...

Hay cosas que están muy bien definidas, incluso dentro del anterior proyecto: la apertura de Santa Cruz al mar; la dinamización de la ciudad y la reanimación de su economía para generar empleo, que es en estos momentos la mayor demanda de los chicharreros; que todos los barrios tengan los mismos servicios que el centro de la ciudad, algo por lo que ya se trabaja; una ciudad que por fin se sume al carro del turismo para generar más economía y donde se potencie la relación entre comercio y turismo... Son muchas cosas, pero todo pasa por la creación de empleo.

Y personalmente, ¿qué ofrece José Manuel Bermúdez?

Creo que hay margen para mejorar muchas cosas que tienen que ver con la gestión diaria, con los sistemas de trabajo. Tengo una experiencia de 20 años en el Cabildo en esa materia y esa experiencia está al servicio del partido y de ese proyecto. Digo, con mucha humildad y modestia, que después de 20 años en el Cabildo, como consejero tanto de deportes, como asuntos sociales, empleo, turismo o planificación, tengo muchas cosas que enseñar. Y me refiero no enseñar a nadie, sino muchas cosas que mostrar a los ciudadanos. Esa experiencia acumulada en materia de gestión pública se puede aprovechar para el futuro.

¿Esa experiencia servirá para contrarrestar la imagen frívola que desde algunos ámbitos le atribuyen?

Esa imagen está construida por mis adversarios, pero supongo que si Ricardo Melchior me tiene como vicepresidente primero, portavoz desde hace muchos años y con responsabilidades tan variadas como las que he tenido será por algo.

¿Usted sería partidario de un gobierno de concentración si llegara a ser alcalde?

Soy un convencido de los acuerdos para conseguir grandes cosas. Los grandes temas de la ciudad y de la Isla se deben pactar entre los partidos porque al final no existen demasiadas cuestiones que nos separen.

¿Qué haría usted para desatascar cuestiones como la playa de Las Teresitas?

Tendría que ponerme en la piel de alcalde para poder determinar qué haría. De momento, desgraciadamente, está bastante paralizada por temas judiciales y lo que habría que hacer, que es lo que está haciendo el ayuntamiento, es poner en valor esa playa para que sea usada por los chicharreros, dotarla de los servicios para su uso, pues, de momento, no podemos hacer ningún proyecto más ambicioso porque las cosas están como están.

¿Estaría dispuesto a la fusión de Santa Cruz, La Laguna, Tegueste y El Rosario?

El primer paso sería trabajar conjuntamente en servicios, paso que todavía no se ha producido. Hay algunos en los que podríamos abaratar costes proponiendo prestaciones comunes. Ahí es donde podemos trabajar. Plantear cuestiones más allá de eso no es el momento.

¿Planteará alguna medida de choque?

Lo que planteo son formas de trabajar más que acciones, ya que éstas vendrán dadas por las formas. Que se tomen las decisiones conjuntamente y que al final toda la ciudad esté detrás de un proyecto de modelo que active la economía. En estos momentos, para mí es mucho más importante el cómo que el qué.

Eso está muy bien, pero lo que Santa Cruz realmente necesita es alguien con las ideas claras sobre lo que precisa la ciudad y que tire hacia delante.

Yo tengo las ideas claras. Estas pasan por consensuar cosas que en estos momentos necesitan de mayor unanimidad. Liderar no es imponer, sino convencer, y, por lo tanto, habrá que perder un cierto tiempo para que todo el mundo se sume al carro, pero ese tiempo se gana a la larga porque después estarán de acuerdo con lo que haces.