Miles de viviendas iluminadas solamente con velas, bares sin ninguna clientela a media mañana o conductores más nerviosos de lo habitual ante el caos circulatorio provocado por el repentino apagado de los semáforos son estampas que se producen en muchos puntos de la Isla con mayor frecuencia de la deseable. Cuatro apagones, tres de ellos totales (los llamados "ceros energéticos") en los últimos cinco años ponen en la picota, otra vez, la calidad del sistema eléctrico insular.

Lejos de los debates sobre la necesidad de una tercera central eléctrica o de las repercusiones que la Consejería de Industria debería imponer a Unelco-Endesa o a Red Eléctrica Española, miles de tinerfeños se reunieron ayer en torno a la lumbre de una vela para margullar su mala suerte, esta vez sólo durante dos horas.

Muchos presagiaron lo peor pero se quedó en un corte de luz "descafeinado" comparado, por ejemplo, con el del pasado 18 de febrero, aquella vez ocasionado por una gotera en la techumbre, también, de la central de Las Caletillas. Una vez más, los vecinos de Santa Cruz, La Laguna, Candelaria o el Puerto de la Cruz se vieron cruzados de brazos en la barra de un bar, atrapados en un ascensor camino del quinto o vencidos por una kilométrica cola de vehículos en cualquiera de las calles principales de cualquier ciudad. Otra vez debían hacer acopio de paciencia ante las molestias que genera la falta de fluido eléctrico.

Sólo los vecinos y turistas de los municipios del Sur se libraron esta vez de un mal endémico de la Isla como es el de los apagones masivos que ya, ni siquiera, necesitan de excusas como los temporales o los vientos huracanados para que se hagan realidad.

Por otro lado, hará falta mucha paciencia porque ya en abril el grupo de trabajo constituido a iniciativa de la Comisión de Seguimiento del Plan Energético de Canarias (Pecan) auguró que, al menos, hasta 2014 continuarán sucediéndose este tipo de incidencias, así que ya "sólo" quedan cuatro años de apagones.