La apertura ayer de un acceso provisional a la zona de Los Valles, en la parte alta de María Jiménez, supuso también una esperanza para los casi 200 habitantes de Valle Crispín y Valle Brosque, que tras cinco días aislados por las consecuencias de las lluvias, ahora ven más cerca su difícil recuperación.

La sensación generalizada tras cinco días sin agua potable y sin luz en algunas zonas "es de abandono absoluto", como explica Domingo, quien dijo que "los políticos sólo han venido a sacarse la foto y aquí nos hemos buscado la vida ayudándonos los unos a los otros".

La imagen a medida que se avanza hacia Los Valles es de devastación total en las proximidades del cauce del barranco, con las carreteras impracticables y en las que ayer se afanaban las palas mecánicas para retirar todos los restos y recuperar la normalidad.

Carmen Cabrera, presidenta de la asociación de vecinos Los Valles, es tajante cuando afirma que "la cosa está muy mal y no podemos escapar con limosnas como medio saco de millo tanto para el que tiene 300 cabras, como para el que tiene menos animales", llevados a la zona en helicóptero.

Esta inquieta dirigente vecinal afirma que las lluvias "han venido en mal momento, porque muchos jóvenes que ahora se dedican a la agricultura y la ganadería, porque se han quedado parados, se han visto muy afectados, y al no tener ni agua ni luz, han tirado la leche al barranco porque no se puede hacer queso".

Criticó la actitud de la consejera de Agricultura del Gobierno regional, "pues cinco días después de las lluvias aún no ha venido por la zona", al margen de denunciar que "Emmasa, con escasos metros de conexión, habría recuperado el suministro antes, igual que Unelco, que nos abandonó, pues no nos cogían ni el teléfono, y no aparecieron hasta el jueves".

Desde un balcón, una señora se lamenta porque "me he visto sola, sin agua ni luz", pero mirando resignada hacia los daños de su casa saca aún restos de esperanza para decir: "Por lo menos estamos escapando". En ese mismo instante, Juan, que les llevaba el pan a los vecinos, reclamó un pronto arreglo de los daños, porque hay personas mayores y en cama. Pidió que "de una vez por todas miren para estos valles, porque es la tercera vez que pasa y ya es hora de que se acaben las promesas".

En la zona no hay otro tema de conversación que las consecuencias de las lluvias en sus vidas, y es fácil que a la mínima surjan debates, como el que protagonizaron Toño, José Luis y Ulises, que explican que, "al margen de la desgracia que nos ha pasado, es que aquí siempre nos hemos visto abandonados, como si fuéramos de segunda categoría". José Luis dijo que "los despachos están para firmar, pero ante las necesidades hay que molestarse y venir aquí a comprobarlas, porque aunque seamos cuatro pelagatos, somos humanos y también vivimos en el siglo XXI".

Añadió que "nos hemos sentido marginados y esto ha sido un caos, y los políticos que no se crean que nos pueden tapar la boca con cuatro regalos". Estos vecinos creen que ahora, "más que nunca", la declaración de Anaga como Parque Rural "supone un inconveniente, porque no nos dejan hacer nada y nosotros nos podríamos buscar la vida trabajando en nuestra tierra".

De camino a sus huertas, Sebastián dijo que "este daño es imperdonable" y comentó que "en la vida se había visto tanto castigo en Los Valles", pues describe un panorama donde se han perdido las cosechas y "jamás hemos vivido riadas como esta".