Tere Reyes, de 49 años, fundadora y presidenta de la murga femenina Marchilongas ha inculcado a sus hijos Nauzet y Keila su amor por el Carnaval, que comparten y viven en familia. Tanto es así que Keila, de 18 años, acaba de entrar a la murga que preside su madre para subirse por primera vez al escenario con un conjunto adulto, tras haber pasado unos quince años en la murga infantil Bambas. Tere Reyes, que preside Marchilongas desde hace ocho años, comenta que a lo largo de su vida siempre ha compaginado su trabajo, su familia y la murga "sin dejar ninguna obligación para ir a los ensayos", ya que las primeras reuniones del medio centenar de componentes comienzan hacia el mes de septiembre. En este sentido, comenta que "todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo de la familia", pues su marido, su madre y sus hermanas la han "ayudado mucho". Keila, al igual que su hermano Nauzet, comenzó en la murga infantil Bambas, aunque el joven de 25 años es ahora uno de los componentes de Bambones. La joven, estudiante de segundo de Bachillerato en el Instituto La Candelaria, se muestra muy entusiasmada con el mundo murguero y prueba de ello es que entró desde muy pequeña en Bambas, donde ostentó el cargo de directora durante los últimos tres años. La principal diferencia que encuentra la estudiante entre una formación y otra son los horarios de ensayo, ya que Marchilongas concluye tarde el ensayo y, al día siguiente, debe levantarse temprano para asistir a sus clases. Con todo, Keila Jerez Reyes, la más joven de la murga, asegura que la labor en la murga no le "impide" estudiar, pues siempre se pueden encontrar momentos para realizar todas estas labores. Además, señala que en la murga, que ensaya en Taco, hay compañeras que están estudiando en la ULL y muchas madres, que compaginan su vida para participar en el Carnaval con Marchilongas.

Ni Pico-Ni Corto ha sido y es la vida entera de Fino y David Díaz, padre e hijo que han dedicado gran parte de su existencia a esta emblemática murga del Carnaval chicharrero desde su fundación en el año 1973. Plácido Díaz, conocido popularmente como Fino, está vinculado desde hace treinta y ocho años a la murga nacida en la calle San Martín de El Toscal, de la que su padre, Abelardo Díaz, fue fundador. Desde mediados de los años ochenta Fino es el presidente de Ni Pico, empezando su trayectoria en el conjunto a los quince años como componente. De los días en los que empezó en el "mundillo" murguero, Fino Díaz recuerda que antes todo era "más sano y divertido" y ahora "hay más inseguridad y, además, se ha profesionalizado todo, antes todo tenía un carácter más altruista". Fino asegura que después de tantos años sigue viviendo con ilusión el Carnaval, aunque admite que "no hay duda de que es un sacrificio porque hay que organizar reuniones, establecer los ensayos, resolver papeles...". Además, el murguero comenta que todos los años "dice" que se va a retirar, pero "el gran grupo humano que forma parte de la murga integrada por cincuenta y dos personas" le hace "replantearse" la decisión. Al igual que sus dos hijos, David (26 años) e Iván (20 años), Fino asegura que "vivir el Carnaval desde una murga como esta es un auténtico lujo". El egoísmo, la competitividad y la separación de muchas murgas son otras de las características que resalta Fino que pueden definir el estado actual del mundo murguero. Por su parte, David Díaz asegura que "lleva el Carnaval en la sangre", pues lleva desde los once años cantando en la murga. A sus veintiséis años David asegura que a medida que han pasado los años, ha ido compaginando estudios y trabajo con los ensayos. Sin embargo, comenta que "muchas novias se han perdido por la murga", aludiendo que muchas veces sus parejas no han entendido lo que significa formar parte de un proyecto de esta magnitud.

Paco Cortés e hijo, José Cortés (El Pirata) son otro ejemplo de las decenas de casos en los que familias enteras están vinculadas a grupos de Carnaval. El caso de Paco Cortés, fundador del murga infantil Los Rebeldes en 1970, resulta significativo puesto que asegura estar "absolutamente cansado" del Carnaval. Paco señala que de los fundadores de la murga sólo queda él, pues los demás o bien se han retirado, o bien están en otras murgas. Además, recuerda que el conjunto nació bajo el nombre de Los Gordos, cambiándolo en 1973 por el actual después de ver una película mexicana del oeste que precisamente se titulaba "Los rebeldes". Paco Cortés se muestra orgulloso al comentar que, siendo él el artífice de la fantasía del conjunto infantil, han ganado en los últimos cuatro años la máxima distinción en el apartado de diseño del disfraz. En ese sentido, recordó que los componentes de la murga elaboran todos los detalles del disfraz, excepto la chaqueta y el pantalón, que los hace una costurera. A pesar de que Paco Cortés lleva cuarenta años al frente de la murga, no duda en afirmar que "es un gran sacrificio" pues se empieza a ensayar desde mayo, pero no sólo eso, sino que "muchas veces es muy complicado que vengan todos los niños al ensayo y muchos padres creen que esto es una guardería". En su opinión, el Carnaval ha ido cambiando con los años y ahora "todo son pegas y problemas", por lo que se plantea seriamente retirarse este año. Paco Cortés ha ido perdiendo poco a poco la ilusión, máxime teniendo en cuenta que "el ayuntamiento nunca nos ha reconocido nuestra labor en los cuarenta años en los que Los Rebeldes han estado presentes ininterrumpidamente en el Carnaval". Por otra parte, a sus 33 años, José Cortés hijo, conocido como El Pirata, empezó como mascota en la murga a los dos años, influenciado por la presencia de su abuelo y su padre en el conjunto. Formó parte de Los Rebeldes hasta los diecisiete años, ostentando desde ese entonces el cargo de director, aunque lo ha compaginado en ciertas ocasiones con labores directivas en Chinchosos.