La noche del sábado pasado, en la gala de los 40 años de Diablos Locos, Tomi Carvajal, el nieto del célebre Tomás Carvajal, más conocido por su seudónimo boxístico Tom Carby, se puso al frente de la murga adulta de su abuelo. A diferencia de la oportunidad que le ha dado la vida a Lorenzo Marichal y a su hija en Chinchositos; a Juan José Coello y su pequeña, en Guachipanduzy infantil, Tomi no había tenido hasta el sábado pasado la oportunidad de marcar el ritmo a los componentes del grupo que dirige su padre, Maxi Carvajal. Él ya le había advertido su deseo de verlo al frente del grupo, aunque fuera para dirigir el pasacalle de Diablos Locos en la presentación de sus cuarenta años. Para Tomi (13 años), que lleva la murga en la sangre hace ya tres generaciones, la murga ha sido su escuela. Para él, la palabra trónico le es familiar, casi tanto como el nombre de Tom Carby. Aunque no lo conociera personalmente, cada tarde-noche que ha pasado en el local se ha grabado esa imagen, la de su abuelo, con peluca rubia y sonrisa, que parece regocijarse con orgullo en que el amor a la murga, y por ende al Carnaval, se transmita de generación en generación. Como diría el maestro, con espíritu siempre trónico.