Onagra Lorenzo Díaz forma parte de la historia de las fiestas del Carnaval, pues en 1935 fue la primera Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife con la fantasía "Vampiresa", diseñada por ella misma y su hermana. Su hija, Herminia Gil, recuerda la figura de Onagra Lorenzo como una "mujer adelantada a su tiempo", que siempre estuvo vinculada a las fiestas más importantes de la capital tinerfeña.

Herminia Gil recuerda que en el año 1935 su madre fue designada "Miss Carnaval", pues en aquel entonces aún no se había introducido el concepto de reina, en el Círculo de Amistad XII de Enero, que por entonces se conocía como "El Recreo", institución a la que también representaba. Aunque el vestido no se conserva, pues se prendió fuego en una ocasión en la que Onagra se lo prestó a un amigo, Herminia Gil atesora la banda de "miss", además de varios regalos con los que obsequiaron a su madre.

Con tan sólo quince años Onagra Lorenzo se presentó a reina de las fiestas, aunque lo que muy poca gente conoce es que ya se había presentado siendo niña a un concurso infantil de Carnaval, que también ganó. Herminia Gil recuerda que su tía, "la más novelera", fue la que "animó" a su madre para presentarse. Sin embargo, Gil asegura que ser elegida reina de la fiesta fue uno de los acontecimientos más "bonitos" para su progenitora, pues luego llegaron los momentos difíciles de la Guerra Civil.

Herminia Gil comenta que "Vampiresa" fue una fantasía "atrevida" para la época, pues tenía un gran escote en la espalda. El vestido era blanco y, de cintura hacia abajo, estaba diseñado en forma espiral. Onagra, natural del barrio capitalino de El Toscal, lucía un violín y un pequeño sombrero en la cabeza.

Entre los recuerdos que Onagra Lorenzo conservó con más cariño figuraba su viaje a La Laguna, tras ser elegida Miss Carnaval, pues a la altura de la Cruz de Piedra el Orfeón La Paz fue a su encuentro cantando, lo que emocionó profundamente a la primera reina del emblemático Carnaval de Santa Cruz.

Onagra, que falleció en los años 80, fue una mujer "de la cultura, adelantada a su tiempo, reivindicativa y respetuosa con las opiniones de los demás, y muy solidaria", según describe su hija, quien recuerda también que su madre tuvo "una única frustración como fue la interrupción de sus clases de piano, que le fascinaban, pues con el comienzo de la Guerra no puedo continuar con su curso de piano".

Aunque a Miss Carnaval 1935 se le han brindado varios homenajes, como el dispensado en la última gala realizada en el teatro Guimerá, Herminia Gil recuerda que su madre aún no tiene una calle en Santa Cruz con su nombre, a pesar de que hace muchos años "el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz aprobó por unanimidad una moción para llevar a cabo esta iniciativa".