A las 9:20 horas de la mañana de ayer el suelo de Anaga "tembló". Una ladera completa, de una altura aproximada de 70 metros y un ancho de unos 10 metros, se desplomó arrasando la vegetación, parte de la calzada y los postes de la luz, que sucumbieron a las toneladas de piedra y tierra que impidieron durante buena parte del día la circulación de entrada y salida a los núcleos de Almáciga, Taganana o Benijo, dejando a sus habitantes y visitantes aislados a ambos lados de la carretera.

El incidente se produjo a la altura del kilómetro 1,200 de la carretera de Taganana TF-134, a unos 200 metros de la salida del túnel en dirección hacia las poblaciones costeras. Por fortuna, ningún vecino que a esa hora circulaban por el lugar sufrió daño alguno, aunque hubo un vehículo que pasó escasos segundos antes de que empezaran a caer las primeras piedras y otro no se encontró de frente con el alud "por puro milagro", comentó su ocupante.

De los más importantes.- Quienes tuvieron que permanecer a la espera de la evolución de los trabajos de desescombro, porque no podían reanudar la marcha hasta sus hogares, comentaban que este desprendimiento "ha sido uno de los más importantes que se han producido en esta zona en años", y señalaron su extrañeza porque, "normalmente, se originan cuando hay lluvias", aunque criticaron que un hecho de estas características "lo que viene a demostrar es lo aislados y lo mal asistidos que estamos en esta zona de Anaga". Muchos no pudieron ir a trabajar, los bares cerraron por falta de clientes, quienes tenían cita médica no pudieron ir o los suministros diarios se demoraron. Entre los tres núcleos hay más de 600 afectados.

Seis horas sin maquinaria.- A pesar de que el desprendimiento se originó a primeras horas de la mañana, no fue hasta pasadas las tres de la tarde cuando llegó al lugar la maquinaria pesada necesaria para operar en una zona que se había convertido en un auténtico peligro, ya que los técnicos del área de Carreteras del Cabildo temían que se pudieran ocasionar nuevos derrumbes, pues parte de los restos de piedra aún permanecían en las zonas altas y el terreno era muy inestable.

Primeros vehículos.- No fue hasta pasadas las 17:00 horas cuando se pudo recuperar la normalidad en uno de los carriles de la carretera de Taganana, para que cada media hora se facilitara el paso de turismos, que se iban acumulando en la zona.

Varios días de trabajo.- Los trabajos de desescombro que se realizaron en la tarde de ayer fueron de carácter provisional, con el propósito de abrir la única vía que conecta a los diferentes núcleos de población, puesto que en torno a las 19:00 horas ya se había retirado la mayor parte del material que se precipitó sobre la calzada para favorecer el paso de vehículos de los vecinos. Sin embargo, un retén de Carreteras del Cabildo permaneció durante toda la noche en el lugar con el fin de controlar cualquier desprendimiento, para retomar desde primeras horas del día hoy los trabajos, que con toda seguridad se prolongarán por espacio de varios días, hasta lograr la normalidad en este tramo.

Algunas quejas vecinales.- La principal queja de los habitantes de la zona es que cuando ya habían pasado más de cinco horas del incidente hasta el lugar no se había trasladado ningún tipo de maquinaria para retirar las piedras y la tierra, "y que ningún cargo público se haya dignado a pasar por esta zona para interesarse por la situación de los distintos pueblos", ya que en el lugar sólo se podía apreciar hasta pasadas las 13:30 horas a dos motoristas de la Guardia Civil y al personal de Carreteras y de la empresa Dragados, al margen de un agente de la Policía Local que impedía el acceso a la carretera de Taganana en el cruce con El Bailadero, al que más tarde se le unieron otros dos guardias civiles.

El sendero, afectado.- Un efecto colateral de este corrimiento de tierras fue la desaparición de un tramo del sendero El Bailadero-Taganana, de unos cien metros, ya que justo encima de este paso fue donde se originó la primera caída de grandes piedras.