El Parque Marítimo César Manrique se inauguró en 1995 para cambiar, junto con el recinto ferial y el Auditorio, la "imagen de marginalidad" que caracterizaba en el pasado a la zona de Cabo-Llanos, según un habitual del lugar. En la actualidad, este espacio de baño de la capital tinerfeña se ha transformado en un gran vertedero donde grandes cantidades de basura van acumulándose día a día.

Dado el cierre que sufre desde marzo pasado, por la falta de acuerdo entre el ayuntamiento, la Autoridad Portuaria y los arrendatarios del espacio, los ciudadanos sólo pueden hacer uso de la pequeña playa situada cerca del aún inconcluso Palmétum, pero con unas condiciones higiénicas "poco recomendables para el baño", según afirman los bañistas.

Quienes se atreven a pasar un día por allí, "hartos" de la situación de abandono y suciedad de la playa del Parque Marítimo, se dedican a limpiarla. Colocan toda la basura en dos pequeños contenedores. Uno de ellos está repleto de desperdicios. Los bañistas afirman que es tal la acumulación de desechos que se ven "obligados a colocar bolsas de basura junto a este primer bidón", dado que ellos son "incapaces de desplazarlo lejos de los límites de la playa". Cerca de la orilla hay un segundo recipiente que aparece tirado sobre la arena.

Los usuarios no dudan en afirmar que "bastaría con un equipo de seguridad y otro de limpieza para devolver a la instalación su imagen de antaño".

Accesos difíciles.- Los bañistas lamentan el estado de los dos accesos a la playa del Parque Marítimo. Para ellos, el primero, situado cerca del edificio de Antena 3 Televisión, es "una puerta que ha de ser escalada o superada subiendo por un muro, lo suficientemente alto" como para personas con movilidad reducida se decanten por una segunda entrada.

Esta segunda alternativa, aunque está más próxima a la playa que la anterior, cuenta con un pequeño desnivel que, a juicio de los habituales del lugar, podría poner en peligro la integridad de los usuarios de la playa.

Ni comida ni bebida.- Cuando el Parque Marítimo estaba abierto, la playa disponía de un bar donde se podía comer y beber. Ahora, con el cierre de la instalación, los bañistas no disponen de ningún establecimiento para saciar el hambre y la sed. A pesar de la situación actual de la playa de la instalación santacrucera, los bañistas no quieren dejar de "pegarse un baño", porque muchos de sus visitantes son "vecinos que, por sus limitados recursos económicos, siempre se han bañado en ella", incluso antes de la inauguración del Parque Marítimo.