La refinería de Cepsa en Santa Cruz de Tenerife aplica nuevas medidas como el control de la calidad del aire mediante la instalación de nuevas casetas de inmisión, que miden las posibles sustancias contaminantes, después de que la planta haya conseguido la Autorización Ambiental Integrada (AAI).

Con esta reconocimiento, otorgado el pasado ejercicio, Cepsa logra que todas sus refinerías y plantas petroquímicas cumplan con el Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión además de con la AAI.

En el caso de la planta de la capital tinerfeña, cuestionada en un estudio reciente de la Universidad de Santiago de Compostela como la principal causa de la existencia de partículas contaminantes en el aire de la ciudad, la certificación supondrá la aplicación de varias medidas, además del control de la calidad del aire.

Entre ellas estará la implantación de programas de detección y reparación de fugas de compuestos orgánicos volátiles (COV), la ampliación de la planta de tratamiento de aguas, el aumento de la eficiencia de recuperación en las plantas de azufre y el aumento de recuperación de gas de antorcha.

Además, en materia de seguridad, el informe de responsabilidad corporativa de Cepsa destaca que la refinería de Tenerife no registró ningún accidente con baja entre el personal propio durante 365 días consecutivos, al igual que la refinería "La Rábida" (Huelva) y la planta química de Puente Mayorga (Cádiz).

El consejero delegado de Cepsa, Dominique de Riberolles, consideró el mes pasado en la junta de accionistas de la compañía "injusto" que se culpara a la refinería de Santa Cruz de Tenerife del estado de la calidad del aire de la ciudad.

De Riberolles dijo entonces que no se podía achacar a la refinería la existencia de partículas contaminantes en el aire de la ciudad, que, dijo, cuenta con un tráfico de vehículos "intenso" y también marítimo.