No sólo de pan vive el hombre, también lo hace de solidaridad, de la ayuda desinteresada de los voluntarios, de las aportaciones de empresas y comercios, de las subvenciones de entidades y de administraciones. La crisis ha afectado a muchos colectivos e incluso ha llegado a ponerle rostro. Los hombres son más habituales de los comedores sociales que las mujeres, porque estas últimas pueden conseguir trabajos temporales con mucha más facilidad, pero la demanda se ha incrementado y se impone la concienciación y el mirar al otro como a un hermano.

La crisis económica ha hecho que se incremente de forma considerable el número de personas que acuden a los comedores para comer caliente y poder disponer, como en el de las Hijas de la Caridad de La Noria, de una muda de ropa, y es que muchas personas y familias se han visto, de la noche a la mañana, con el dinero justo para pagar el alquiler, la luz y el agua y poco más, y han tenido que "tragarse su orgullo" y acudir a los comedores sociales. Pese a que muchas personas y familias se han encontrado con que, de la noche a la mañana, se han quedado sin su sueldo y unos han optado por regresar a casa de sus familiares o pagar lo indispensable, mientras otros acuden a centros como el San Vicente Paúl, en San Pío (comedor para 30 plazas y además se reparte bolsas de comida para 90 familias); el de Las Hijas de la Caridad, en La Noria (entre 80 y 85 plazas); el ubicado en la parroquia de San Juan en La Laguna (entre 50 y 60 plazas), o el de Padre Laraña en el que se atiende a 80 niños del Distrito de Ofra, y que desde las dos de la tarde y hasta las ocho pueden almorzar y hacer una merienda-cena al tiempo que realizan actividades lúdicas.

Álvaro Marcos Arvelo, jefe de la Obra Social de CajaCanarias, avanza que "recientemente nos reunimos con Cruz Roja y nos comentaron que iban a poner en marcha un comedor social en la zona metropolitana y con el que también colaboraremos".

La bendición de La Noria.- "Se ha notado la crisis. Los comercios nos ayudan bastante, al igual que el ayuntamiento. Los pobres también tienen su dignidad", explica la directora del comedor La Milagrosa y madre superiora de las Hermanas de la Caridad, Sor Josefina León, que junto a otras cinco miembros de la comunidad comparten el trabajo con una veintena de voluntarios. "Hace un mes se desmayó un chico sobre la mesa y cuando recobró el conocimiento nos dijo que hacía tres días que no comía", dice. Un almuerzo abundante y suficiente fruta y pan para que se lleven a casa algo para la cena hace que se sobrelleve la situación lo mejor posible.

El comedor de San Juan.- En la trasera de la iglesia de San Juan, en La Laguna, está el "hijo" del comedor del Padre Laraña en La Laguna, el comedor de San Juan, abierto en 1982 para dar de comer a los menores escolarizados en centros cuando no había comedores y que en 1995 se destinó a comedor social que da almuerzos a casi 60 personas, de los que 33 son fijos. Isabel María Lávers es la presidenta y recuerda que, en verano, Cáritas se hace cargo de abrirlo en julio y agosto desde 2008. "Hemos pasado etapas muy malas. Con la crisis viene más gente. Nos ayudan trayéndonos verduras, congelados y la panadería La Rosa siempre nos ha dado, desde que abrimos el comedor, el pan todos los días". Consuelo es una de las personas que ha trabajado en el comedor y comenta que "las navidades es un momento muy entrañable. Un momento triste fue cuando llamé por su nombre a una usuaria habitual y se extrañó mucho porque sabía cómo se llamaba. Siempre la recordaré".

San Vicente de Paúl.- Carmen Nieves Hernández, tesorera, recuerda que, "en una ocasión tuvimos a dos alemanes que sólo acudieron cuando no tenían trabajo". Las Hermanas de San Vicente Paúl sirven el almuerzo a unas sesenta personas diariamente, pero su presidenta, Carmen Correa, dice que "aparte, repartimos bolsas con alimentos los viernes. Haría un llamamiento a la solidaridad. Últimamente nos han venido madres con hijos". San Vicente tiene un cariz diferente porque no sólo se les ofrece un plato de comida y se les entrega una bolsa el primer día que llegan, sino que el segundo día ya tienen que traer algo de documentación para cumplimentar una ficha.

Crecer con el Padre Laraña.- La directora del centro Padre Laraña que lleva 27 años funcionando, Isauri Molowny, comenta que "es muy gratificante entrar en un comercio y que te atienda una señorita que estuvo en el centro cuando era pequeña. Estamos encantados de que colaboren con nosotros y agradecemos todas las donaciones, pero ahora nos preocupa que en octubre se nos acaba la subvención del Gobierno de Canarias".