Tanto los trabajadores como parte de los usuarios del Albergue municipal han expresado su malestar por las condiciones sanitarias y de seguridad que padecen estas instalaciones municipales.

La Junta de Personal abordó en su sesión de ayer un informe elaborado por los delegados de prevención, a raíz de una visita que realizaron el lunes, en el que se recoge no sólo carencias materiales, sino la incertidumbre que expresa el personal sobre las condiciones de seguridad.

Algunos empleados públicos han denunciado que existe temor por su integridad física, pues, según señala el informe, deben tratar con personas en situación de marginalidad y exclusión social, llegando al caso de producirse amenazas o procederse a la incautación de elementos sumamente peligrosos, como machetes, cuchillos, jeringuillas, tijeras o algún punzón de fabricación casera.

Además, los trabajadores han manifestado que es habitual que en estas dependencias se den cita funcionarios de la Policía Nacional, ya que muchos de los beneficiarios tienen órdenes de busca y captura, por lo que también se han producido actuaciones de la Unipol.

Otro aspecto que genera inquietud entre los funcionarios y los empleados de las empresas subcontratadas del Albergue son los altercados entre los usuarios, que en algunos casos también han amenazado a los trabajadores.

En el informe que trató ayer la Junta de Personal, que ha solicitado una reunión urgente para abordar esta situación, se hace referencia a las humedades y a "un inadecuado servicio de mantenimiento", además de poner de relieve aspectos como que "el botiquín no está señalizado, incompleto y localizado debajo de un lavabo, parcialmente oculto entre un bote de insecticida y una caja que contenía medicamentos".

Asimismo, se ha localizado mobiliario "desvencijado y sin un uso aparente", mientras que otros armarios "están saturados y sin medidas de garantía para la custodia de expedientes". Al margen de las humedades, los responsables de prevención hacen referencia a las múltiples grietas en los parámetros verticales o que las escaleras no están dotadas de pasamanos ni huellas antideslizantes. Asimismo, califican la ubicación de los extintores de "pintoresca", ya que se sitúan detrás de las puertas, "quedando ocultos cuando se abren".

Asimismo, el informe revela que los baños para discapacitados están ubicados en la primera planta, "sin accesibilidad", al no estar dotado el edificio de ascensor, y, aunque señalan que la limpieza es correcta, "el mantenimiento de algunos elementos es muy deficiente".

Además, los trabajadores del Albergue Municipal han expresado su preocupación ante el riesgo de contagio de enfermedades, puesto que hicieron referencia a casos de lepra, tuberculosis o sarna. Por ello, la Junta de Personal ha reclamado que se evalúe con urgencia este riesgo, y que se aplique un plan de revisiones médicas y de vacunación. Con carácter general, solicitan que se subsanen todas las incidencias detectadas, para lo que el personal está dispuesto a dar un margen de tiempo razonable.

Un usuario del Albergue comentó a EL DÍA que "ahora el funcionamiento del comedor ha cambiado y hay dos colas, dando prioridad a los que están en el Albergue y luego, se hace otra cola para los que llegan de fuera. Hay mucha gente que conozco que se ha quedado sin comer. En el módulo de familias, a mi compañera se le cayó un trozo de falso techo encima porque hay filtraciones". Para este usuario, "el Albergue es pequeño y no reúne las condiciones adecuadas. Es mejor que nos pongan en pabellones de Hoya Fría. Si hay un incendio, aquí nos morimos todos, porque hay gente en sillas de ruedas o con muletas que no pueden correr".

Problemáticas diversas

La concejala del área de Cohesión y Bienestar Social en el Ayuntamiento de Santa Cruz, Ángela Mena, señaló a EL DÍA que "el Albergue se ha convertido en un foco de exclusión" al que acuden a menudo personas de distintos perfiles que deberían ser atendidos en servicios específicos, según sus necesidades. Así, el perfil de quienes acuden al Albergue abarca desde personas sin techo con problemáticas muy diferentes, con distintas patologías que precisan un tratamiento médico que no se puede ofrecer en el Albergue, hasta aquellos que realmente pueden ser atendidos por este servicio e incluso ser ayudados en su reinserción social y laboral. Por ello, Mena ve necesaria la dignificación de un espacio y un servicio acorde con aquellos usuarios para los que está destinado el Albergue, de una forma temporal y "que aporte soluciones para que quienes buscan ayuda reciban apoyo real y útil". Por otro lado, señaló que la actual ubicación del Albergue no es la más adecuado, ya que "no se deben concentrar todas las problemáticas en un solo espacio, ya que da lugar a un foco de exclusión, y eso es lo que se pretende solucionar". Así hay que evitar, según Mena, que el Albergue sea utilizado por personas que no residan en la ciudad. En cuanto a la seguridad dentro del Albergue, dice que está garantizada al máximo y por fuera, ya sería competencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Considera que la prioridad "es prevenir que se llegue a situaciones límite". Durante 2008, la media de ocupación diaria fue de 74 personas, con una media mensual en torno a las 2.280 personas y un total anual de 27.363 usuarios.