Resulta curioso -muchas veces sin darnos cuenta- cómo nunca falta esa referencia inamovible a la que recurrimos cuando queremos proponer algún tipo de destino que nos agrada muy particularmente.

Quien firma estos reportajes semanales de escapadas, cada jueves, suele tener precisamente en boca a la Isla del Meridiano como un "fijo" en estos menesteres. Les diré por qué.

Un servidor, que ha completado ya algunas variantes del Camino de Santiago, cuando me animan a apuntarme a otro más de ellos, reitero entonces: para "patear" en plena naturaleza, respirar paz y tranquilidad plena, darme el gran chapuzón en aguas cristalinas, comer como un "cardenal", contemplar arquitectura y monumentos... ¡Para eso me voy unos días a El Hierro! ¡Sin pestañear!

El porqué, como van a poder comprobar ustedes mismos si dan el salto hasta Valverde, se percibe solo con poner los pies en tierras de bimbaches y explorar todas sus bonanzas, que no son pocas.

Las costas herreñas son rocosas y muy abruptas, con inaccesibles acantilados de hasta 1.000 metros de altura, calas y piscinas naturales que invitan a un refrescante baño en sus aguas.

En la meseta de Nisdafe encontramos campos y praderas, mientras que en El Pinar abundan las higueras y los almendros.

Así pues, perfilando de antemano alojamiento entre los coquetos hoteles rurales, rincones con encanto y aquellas visitas "obligatorias" -caso de la zona del volcán submarino-, el caminante puede quedar más que satisfecho estableciendo rutas de largo recorrido (Caso del Camino de la Virgen o La Restinga-El Pinar-Sabinosa) u otras de trazados más suaves en kilometraje y niveles de exigencia.

Que no nos dé en centrarnos solo en antojos de senderistas, que hay amplio ramillete de opciones para el viajero, que tendrá buen aliado con un coche de alquiler moverse plácidamente y a sus anchas.

En este enlace se ofrecen tres variantes de rutas en vehículo particular para no perder detalle: www.elhierro.travel/elhierro/index.php?accion=articulo&IdArticulo=583&IdSeccion=22.

Vamos a internarnos en algunas de las esencias de El Hierro a través de centros de interés como pueden ser Poblado Arqueológico de Guinea, que nos remonta a la época aborígen y posterior evolución del núcleo arqueológico y etnohistórico de Guinea, como si de un viaje en el tiempo se tratase y el Centro de Recuperación del Lagarto Gigante, en el que se puede contemplar una de las especies de reptil más amenazadas de Europa y que se creyó extinguida hasta 1974 (Ctra. Gral de Las Puntas, s/n, Frontera; 922 55 50 56).

Otro espacio que merece un atento recorrido es el del Centro Etnográfico Casa de las Quintereas. El visitante puede contemplar muestras de la isla, repartidas en cuatro salas destinadas a taller, herrería y telar, artesanía textil, de madera y barro.

Al mismo tiempo, el centro alberga importantes colecciones que componen los fondos etnográficos del Cabildo herreño (C/ Armas Martel, s/n; 922 55 20 26).

Ahora que estamos en plena canícula, en cualquiera de los tres municipios (Valverde, Frontera y El Pinar) puede conseguir un lugar donde bañarse, ya que alrededor de la isla, puede encontrar un lugar ideal para distintos gustos.

La mayoría de esos puntos de solaz y descanso son de tipo rocoso, por lo que se va a encontrar los famosos charcos, aunque también se puede hallar alguna playa de arena blanca y de arena negra volcánica.

Otro atractivo es la contemplación de las especies endémicas (en la isla hay catalogadas 150 especies vegetales de Canarias, de las cuales once solo se encuentran en El Hierro).

El sabinar del oeste de la isla constituye un caso muy particular. Se trata de una formación de sabinas cuyas retorcidas formas han sido moldeadas durante siglos por la violencia de los vientos y las condiciones climáticas predominantes en esa zona, conformando un espectáculo visual único.